Y lo q le espera
En este 31 de octubre de 2023, doña Leonor celebra su mayoría de edad en un mundo bastante diferente de aquel en el que nació. Ya puede votar, pero la familia real no lo hace en las elecciones sino en refrendos populares, y no hay ninguno a la vista, después de la Reforma Constitucional en España y del que hubo en casi todos los países de la UE en 2010 sobre el nuevo Tratado de la Unión que sustituye a la fracasada Constitución europea. La democracia está asentada en Occidente, pero en los últimos años ha sufrido serios embates en otras partes del mundo.
Hasta ahora, sus años de formación han sido duros, especialmente en lo que a idiomas se refiere. Su padre, su madre y sus abuelos le presionaron mucho en materia de idiomas y de tecnologías de comunicación. Al castellano, inglés y francés perfectos, ha tenido desde hace poco que añadir el árabe, pues hay ahora casi tanta gente, muchos de ellos nuevos españoles, que habla árabe en España que gallego o euskera, lenguas que, con el catalán, también domina. Sus mentores le insisten para que pruebe con el chino, pues el gran cambio mundial de estos años ha venido sobre todo del ascenso de China e India (pero en esta última, el inglés es casi lingua franca).
Va a iniciar una carrera militar que le llevará a pasar no sólo por los tres Ejércitos, sino también por el Cuerpo Europeo de Despliegue Rápido que se ha convertido en uno de los apagafuegos principales del mundo. Después, como su padre, ampliará estudios de Relaciones Internacionales y hará un interinato en las instituciones centrales de la UE y la ONU, finalmente reformada en 2011.
La UE cuenta ya con 35 miembros, aunque con su núcleo real, cuasi federal, está compuesto por 13 en torno al euro, a una política exterior común y a un ejército integrado. Entró Turquía, aunque no sin sobresaltos y más tarde de lo esperado, hace sólo tres años. Noruega finalmente se decidió a ingresar con lo que son ocho las monarquías parlamentarias en esta Unión, aunque algunas de ellas, como la belga, sean el único y fino hilo que mantiene cosido al país. De hecho, en la primera línea de sucesión de la generación de doña Leonor a estos tronos la mayoría son mujeres, tras el anterior predominio de varones, y un reparto más equilibrado cuando nació.
Doña Leonor tendrá que hacer ahora un esfuerzo especial en su formación en cultura religiosa, católica básicamente hasta ahora, pero que debe ampliar a otras ramas del cristianismo, que han crecido sobremanera en España, y al islam. En estos 18 años el fenómeno religioso, no ha remitido sino que ha crecido en el mundo. En contra del vaticinio de Samuel Huntington, para el cual "a la larga... gana Mahoma" -y aunque el número de musulmanes haya crecido más en estos años y sean un 30% de los habitantes de Europa- los cristianos, como predijo el experto Philip Jenkins, son bastante más que los musulmanes en este 2023, pero también mucho más variados. Y desde luego Cristiandad y Occidente ya no son equivalentes. El fortalecimiento de los fundamentalismos religiosos parece ser el drama del siglo. Nunca se supo si desapareció Osama Bin Laden, convertido en referencia icónica para, aunque no sean mayoría, demasiados fanáticos. Bin Laden no logró el califato que prometía y Al Qaeda haya ido perdiendo fuelle. Pero el terrorismo transnacional sigue presente en nuevos grupos.
Como previó el Proyecto 2020 del National Intelligence Council vinculado a la CIA, los conflictos en el seno de los Estados son menos. Pero las guerras por el control de las materias primas, especialmente el petróleo ante una demanda superior a la producción a partir de 2006, han llevado a situaciones muy peligrosas. El aumento de esta demanda condujo a construir más centrales nucleares. Sólo China puso en pie unas 500, con el riesgo que conllevan para la proliferación de armas atómicas. Finalmente, con el anterior cambio de década, se llegó a un acuerdo para un control internacional estricto sobre todo el material fisible y susceptible de ser usado con fines militares.
Cuando doña Leonor nació había 6.100 millones de habitantes en la Tierra, un 45% en ciudades. Hoy somos 8.000 millones, un 60% en urbes. De cada 100 habitantes, como señalaba el Informe 2020, 56 están en Asia (19 chinos y 17 indios), 16 en África (13 de la subsahariana), 13 son americanos (cuatro de EE UU) y 11 europeos, incluidos rusos, y tres de Oriente Medio. Brasil ha despegado y un 70% de su población habla ya castellano como segunda lengua, lo que afianza la idea de Iberoamérica.
De la mano del alargamiento de la vida y de las mejoras en biomedicina, la jubilación se ha vuelto a retrasar. También porque entre 2010 y 2020 llegó la quiebra de las pensiones con la jubilación en masa de la generación del baby-boom en Europa. China tiene un gran problema, resultado de su pasado de limitación de la natalidad, pues ahora se encuentra con falta de mujeres jóvenes y con 400 millones de mayores de 65 años en un país que hierve, pues si ha asido el milagro económico del pasado cuarto de siglo, desde hace unos años han aumentado las demandas de cambio político. El PIB de China supera ya al de cualquier otro país, salvo el de EE UU (que sigue siendo la mayor economía y la mayor potencia militar del mundo), y el de India con sus 1.300 millones de habitantes, es superior al de la UE.
La economía global ha crecido un 70%, y por habitante un 50%, pero también ha aumentado la bolsa de pobres desconectados de la economía global, marginando a zonas geográficas y capas de nuestras propias sociedades, ahora más inseguras. La globalización ha trastocado muchas cosas. Ha traído a la vez una mayor homogeneización y una mayor fragmentación cultural. Globalización y Occidentalización tampoco son ya sinónimos. Claro que la princesa de Asturias se sonríe al ver un recorte en papel de EL PAÍS de los días en el que nació, sobre cómo sería el mundo 18 años después. "No acertaron en casi nada", piensa mientras se pasa la mano por la frente. Pues, ¡qué calor en este otoño de 2023! Eso sí que ha ido a peor
