Haz callar ese lamento,
lamento de soledad,
evitalo haciendo sonar,
las teclas del piano al tocar.
Acaricia con tus manos,
esas teclas de marfil;
tan frias como el dolor,
tan calidas como el amor.
pero tan timidas como el rubor
y solitarias como la voz, que,
susurro por ocupar tu corazon.
