venga no tanto dolor
va... vamos a redimirnos cristianamente o a poner esperanza cristiana
Seguidamente Pedro, lleno ya del Espíritu Santo, les habla de la muerte y de la resurrección de Cristo y de su mensaje de salvación. Con esta enseñanza apostólica de Pedro comienza el testimonio de la Iglesia en Jerusalén (2:22-41) y el nacimiento de la primera comunidad cristiana, donde todos aportaban sus dones y bienes en comunidad, repartiendo según la necesidad de cada uno (2:42-47).
el nacimiento de la primera comunidad cristiana, donde todos aportaban sus dones y bienes en comunidad, repartiendo según la necesidad de cada uno (2:42-47) "todo lo tenían en común" (4:33). y su distribución se efectuaba poniendo todo a los pies de los apóstoles, y luego éstos lo distribuían según las necesidades de cada uno (4:34-35).
5:1 Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad,
5:2 y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles.
5:3 Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?
5:4 Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.
5:5 Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron.
5:6 Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron.
5:7 Pasado un lapso como de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido.
5:8 Entonces Pedro le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto.
5:9 Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti.
5:10 Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró; y cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido.
5:11 Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas.
Pero hombre ya ves que los impuestos salvan...

y el no pagarlos es la ruina
