Me lo preguntaste hace muchos hilos y te lo dije: tal vez Argentina a inicios del siglo XX.
Y no, me temo que has suspendido. Es posible que alguna gente, en aras de un beneficio mayor, decidan asumir mayores riesgos, pero estamos hablando de una práctica masiva. Es muy poco probable que todo el mundo se vuelva tonto a la vez y en el mismo sentido.
La explicación se encuentra en una ley que promulgó Carter que se llamó ley de Reinversión en la Comunidad, aunque también se la conoce como ley de "líneas rojas" en referencia a las supuestas "líneas rojas" geográficas que trazaban los bancos a la hora de conceder hipotecas. Es decir, si tienes tu casa en un barrio chungo no cuentes conque el banco te la hipoteque. Para evitar esto, Carter, sacó esta ley por la cual los bancos que daban hipotecas a estos ninjas obtenían puntos que servían para que el banco fuera mejor tratado por la administración. Esto, que en el mejor de los casos, es discriminación positiva cambió sustancialmente durante el mandato de Clinton: ya no es que la administración te diese trato de favor, es que o dabas estos préstamos o te enfrentabas a inspecciones, ratios más rigurosos e incluso sanciones millonarias.
Y ya ves, el bendito Estado salvífico y protector nos salva del incendio que él mismo provocó: loa y alabanzas!!
vale... argentina... buen ejemplo de como un paraíso, que dices tú, degenero... si era perfecto... en fin.
2 carter? mira que te vas tú atrás ...

mal mal... 8 años de gobierno republicano... y le echas la culpa a jaimito CArter.
en fin, achacas la culpa a algo que fue solucionando un grave problema y que aislado no fue causa de nada... el problema es más complejo
como dice el profesor Leopoldo Abadía
CRISIS 2007-2008. La historia es la siguiente:
2001. Explosión de la burbuja Internet.
La Reserva Federal de Estados Unidos baja en dos años el precio del dinero del 6.5 % al 1 %.
Esto dopa un mercado que empezaba a despegar: el mercado inmobiliario.
En 10 años, el precio real de las viviendas se multiplica por dos en Estados Unidos.
Durante años, los tipos de interés vigentes en los mercados financieros internacionales han sido excepcionalmente bajos.
Esto ha hecho que los Bancos hayan visto que el negocio se les hacía más pequeño:
Daban préstamos a un bajo interés
Pagaban algo por los depósitos de los clientes (cero si el depósito está en cuenta corriente y, si además, cobran Comisión de Mantenimiento, pagaban “menos algo”)
Pero, con todo, el Margen de Intermediación (“a” menos “b”) decrecía
A alguien, entonces, en América, se le ocurrió que los Bancos tenían que hacer dos cosas:
Dar préstamos más arriesgados, por los que podrían cobrar más intereses
Compensar el bajo Margen aumentando el número de operaciones (1000 x poco es más que 100 x poco)
En cuanto a lo primero (créditos más arriesgados), decidieron:
Ofrecer hipotecas a un tipo de clientes, los “ninja” (no income, no job, no assets; o sea, personas sin ingresos fijos, sin empleo fijo, sin propiedades)
Cobrarles más intereses, porque había más riesgo
Aprovechar el boom inmobiliario.
Además, llenos de entusiasmo, decidieron conceder créditos hipotecarios por un valor superior al valor de la casa que compraba el ninja, porque, con el citado boom inmobiliario, esa casa, en pocos meses, valdría más que la cantidad dada en préstamo.
A este tipo de hipotecas, les llamaron “hipotecas subprime”
i. Se llaman “hipotecas prime” las que tienen poco riesgo de impago. En una escala de clasificación entre 300 y 850 puntos, las hipotecas prime están valoradas entre 850 puntos las mejores y 620 las menos buenas.
ii. Se llaman “hipotecas subprime” las que tienen más riesgo de impago y están valoradas entre 620 las menos buenas y 300, las malas.
Además, como la economía americana iba muy bien, el deudor hoy insolvente podría encontrar trabajo y pagar la deuda sin problemas.
Este planteamiento fue bien durante algunos años. En esos años, los ninja iban pagando los plazos de la hipoteca y, además, como les habían dado más dinero del que valía su casa, se habían comprado un coche, habían hecho reformas en la casa y se habían ido de vacaciones con la familia. Todo ello, seguramente, a plazos, con el dinero de más que habían cobrado y, en algún caso, con lo que les pagaban en algún empleo o chapuza que habían conseguido.