En la antigua Roma, para autentificar una declaración en un juicio, el ciudadano romano, asía sus testículos jurando por ellos sobre la veracidad de lo declarado, de esta antigua costumbre derivan las palabras “testigo” y “testificar” que como es fácilmente observable, tienen la misma raíz etimológica que “testículos”; posteriormente, con el amariconamiento de la sociedad occidental, se abandonó esta sana...
Saludos, salud y buen finde...