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Autor Tema: Tendremos alguna vez un gobierno así?  (Leído 5301 veces)
cordobita
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Viva yo


« : 17 de Marzo 2008, 12:03:16 »

Un Gobierno sin complejos
 20.04.07 @ 12:18:05. Archivado en Cosas del mundo
 Reproduzco en las siguientes líneas algunas manifestaciones de miembros del gobierno de Australia realizadas recientemente. Merecen la pena ser leídas por cuanto tienen de valientes y oportunas en un tiempo en el que lo políticamente correcto impera a sus anchas con impiedad y sin miramientos. Son palabras comprometidas y que no dejan lugar a la ambigüedad. Representan la expresión de un límite, de una puerta que no se puede traspasar, de la línea que marca la divisoria entre el bien y el mal..., la vida y la muerte.

Las palabras reproducidas fueron pronunciadas en Sydney (Australia) el pasado mes de febrero. El motivo que las provocaron tenía como telón de fondo la invitación del gobierno a un grupo de líderes musulmanes para que prometiera lealtad a la Constitución australiana y a su Reina. El primer ministro John Howard ya había advertido días antes a los musulmanes que quieren vivir conforme a la ley Islámica (Sharia) a salir del país. Luego, después de la ceremonia de lealtad constitucional, el jefe del Gobierno y sus ministros mantuvieron un encuentro especial con este grupo musulmán, en el que reiteró su decisión de afrontar las medidas necesarias contra aquellos que cuestionen el modelo de sociedad que rige en Australia.

De entre los miembro del Ejecutivo que tomó la palabra destaca Peter Costello, ministro del Tesoro y sucesor inevitable de Howard al frente del Partido Liberal. Costello aludió a algunos clérigos radicales a los que el Gobierno podría pedir que abandonaran el país si no aceptan que Australia es un estado secular, y sus leyes fruto del Parlamento. Costello declaró a través de televisión que


"Si aquellos no son sus valores, si ustedes quieren un país con ley Sharia o un estado teocrático, entonces Australia no es para ustedes".

Por su parte, el ministro de educación Brendan Nelson, señaló más tarde a los periodistas que los musulmanes que no quisieran aceptar los valores locales deberían irse.


"Básicamente -afirmó Nelson- aquellos que no quieran ser australianos, o que no quieran vivir con valores australianos y entenderlos, entonces, deberían irse."

Tampoco dejaron indiferentes las declaraciones del primer ministro John Howard. Es más, llegaron a provocar el enfado de algunos musulmanes australianos, al respaldar a las agencias estatales que vigilan y supervisan las mezquitas del país. Howard se mostró rotundo:


"Los inmigrantes deben adaptarse. Tómenlo o déjenlo. Estoy harto de que esta nación se preocupe de si ofende a algún individuo o a su cultura.”

El primer ministro también se refirió a la amenaza del terrorismo islamista:


“Desde que los terroristas nos atacaron en Bali hemos experimentado una oleada de patriotismo en la mayoría de australianos. Sin embargo, el polvo de este ataque apenas había desaparecido cuando lo políticamente correcto emergió de nuevo y la muchedumbre comenzó a quejarse de la posibilidad de que nuestro patriotismo ofendiese a otros.”

En cuanto a la inmigración, Jonh Howard también fue preciso:


“No estoy contra la inmigración, y tampoco siento rencor contra alguien que busca una mejor vida viniendo a Australia. No obstante, hay cosas que tienen que entender los que recientemente han venido a nuestro país, y, al parecer, algunos nacidos aquí. Esta idea de Australia de ser una comunidad multicultural ha servido sólo para diluir nuestra soberanía y nuestra identidad nacional. Como australianos tenemos nuestra propia cultura, nuestra propia sociedad, nuestra propia lengua y nuestro propio modo de vivir. Esta cultura ha sido desarrollada durante más de dos siglos de luchas, juicios y victorias por los millones de hombres y mujeres que han buscado la libertad. Hablamos principalmente el inglés, no el libanés, el árabe, el chino, el japonés, el ruso, o cualquier otra lengua. ¡Por lo tanto, si usted desea hacerse parte de nuestra sociedad, aprenda el idioma!"

Respecto a la raíz cristiana, y por tanto de sus valores éticos y morales, de la población australiana de origen no autóctono, John Howard fue meridianamente claro en su defensa:


"La mayor parte de los australianos creen en Dios. Esto no es cosa de algún cristiano derechista, pero un hecho es cierto, y es que hombres y mujeres cristianos, fundaron esta nación sobre principios cristianos, y esto está claramente documentado. Es seguramente apropiado mostrarlo sobre las paredes de nuestras escuelas. Si Dios le ofende a alguien le sugiero que considere otra parte el mundo como su nueva casa, porque Dios es parte de nuestra cultura."

Para terminar, el primer ministro tendió una mano a las personas de otras confesiones o creencias:


"Aceptaremos sus creencias, y no le haremos preguntas. Pero daremos por hecho que usted acepta las nuestras, y vive en paz y armonía con nosotros. Si la cruz le ofende, o no le gusta, entonces usted debería considerar seriamente marcharse a otra parte de este planeta. Somos felices con nuestra cultura y no tenemos ningún deseo de cambiarla, y realmente no nos preocupamos cómo hizo usted las cosas en su lugar de procedencia. Le cueste lo que cueste, proteja su cultura, pero no fuerce a otros. Este es nuestro país, nuestra tierra y nuestro modo de vivir, y le permitiremos la oportunidad de disfrutar de todo esto. Pero una vez que usted se queje, lloriquee, y no acepte nuestra bandera, nuestra promesa, nuestras creencias cristianas o nuestro modo de vivir, sinceramente le animo a hacer uso de otra gran libertad australiana: el derecho de marcharse."

Ustedes mismos.

http://blogs.periodistadigital.com/agora.php/2007/04/20/un-gobierno-sin-complejos
 
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Bogart
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Quod non vetat lex, hoc vetat fieri pudor


« Respuesta #1 : 17 de Marzo 2008, 12:22:31 »

Me parecen unas manifestciones llenas de sensatez y realismo, pero...... vamos a leer más opiniones.  ok
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La peor intolerancia es la de eso que llaman razón.
Tovar
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Que la fuerza os acompañe!!


« Respuesta #2 : 18 de Marzo 2008, 11:33:43 »

   Bueno, es una manera bastante vehemente de decirlo, pero yo creo que tiene razon. Este hombre no es racista, no se niega a que entren emigrantes en su pais para buscar una vida mejor; lo único que está pidiendo es que los dichos emigrantes respeten la cultura del país donde estan como invitados. Que os parecería a vosotros, si yo - una persona que conoceis poco o nada - entrara a vuestra casa, me quedara en gallumbos, me acostara en el sofa, os abriera el frigorífico, me bebiera toda vuestras cervezas y me pusiera a ver pelis porno y a tirarme eructos en el sofa??? ¡¡joder pues me echariais de vuestra casa no!!
   Pues eso es lo que yo estoy viendo en las noticias y en la calle todos los dias: bandas latinoamericanas y de gente de Europa del Este transplantadas aqui, con sus peleas, su forma de vida, su maldito reggeaton... Por la calle he visto ciudadanos magrevies que van andando por la calle, con su mujer y los hijos andando un paso por detras de él (por supuesto su mujer tapada hasta las cejas, aunque estemos a 40 grados a la sombra). Estan imponiendo las costumbres en un lugar donde se supone que son simples invitados; y mucho cuidado, porque si criticas o alzas la voz para decir que no está bien, eres un racista y un xenófobo... pero señores, seamos serios.
   Cuando mi padre se fue a trabajar a Francia, se fue a trabajar, con un contrato y a pesar de ser una persona con escasa formación, aprendió el idioma y se adaptó como mejor pudo a las costumbres del país donde estaba como invitado; pero es que algunas personas (no digo todas) quieren vivir en este país como si aún estuvieran en el suyo, creando gettos en las ciudades, donde impera su ley, donde ni se atreven a entrar los policias, con negocios escritos en carteles en su idioma, joder, que paso por algunas calles en mi ciudad y en vez de estar en Murcia, parece que estoy en Tanger... que no hombre que no, que como sigamos sin hacer nada, llegaremos a un punto sin retorno, si es que no hemos llegado ya.
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cordobita
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Viva yo


« Respuesta #3 : 18 de Marzo 2008, 11:38:56 »

   Bueno, es una manera bastante vehemente de decirlo, pero yo creo que tiene razon. Este hombre no es racista, no se niega a que entren emigrantes en su pais para buscar una vida mejor; lo único que está pidiendo es que los dichos emigrantes respeten la cultura del país donde estan como invitados. Que os parecería a vosotros, si yo - una persona que conoceis poco o nada - entrara a vuestra casa, me quedara en gallumbos, me acostara en el sofa, os abriera el frigorífico, me bebiera toda vuestras cervezas y me pusiera a ver pelis porno y a tirarme eructos en el sofa??? ¡¡joder pues me echariais de vuestra casa no!!
   Pues eso es lo que yo estoy viendo en las noticias y en la calle todos los dias: bandas latinoamericanas y de gente de Europa del Este transplantadas aqui, con sus peleas, su forma de vida, su maldito reggeaton... Por la calle he visto ciudadanos magrevies que van andando por la calle, con su mujer y los hijos andando un paso por detras de él (por supuesto su mujer tapada hasta las cejas, aunque estemos a 40 grados a la sombra). Estan imponiendo las costumbres en un lugar donde se supone que son simples invitados; y mucho cuidado, porque si criticas o alzas la voz para decir que no está bien, eres un racista y un xenófobo... pero señores, seamos serios.
   Cuando mi padre se fue a trabajar a Francia, se fue a trabajar, con un contrato y a pesar de ser una persona con escasa formación, aprendió el idioma y se adaptó como mejor pudo a las costumbres del país donde estaba como invitado; pero es que algunas personas (no digo todas) quieren vivir en este país como si aún estuvieran en el suyo, creando gettos en las ciudades, donde impera su ley, donde ni se atreven a entrar los policias, con negocios escritos en carteles en su idioma, joder, que paso por algunas calles en mi ciudad y en vez de estar en Murcia, parece que estoy en Tanger... que no hombre que no, que como sigamos sin hacer nada, llegaremos a un punto sin retorno, si es que no hemos llegado ya.
Mis cervezas ni tocarlas!!! Grin
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Tovar
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Que la fuerza os acompañe!!


« Respuesta #4 : 18 de Marzo 2008, 11:44:22 »

quiere eso decir que no me vas a invitar a tu casa?Huh  Embarrassed Embarrassed


oyeeee, que era una exageracion de formaaa, que yo no soy asiii jajaja
« Última modificación: 18 de Marzo 2008, 11:47:04 por Tovar » En línea
cordobita
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Viva yo


« Respuesta #5 : 18 de Marzo 2008, 11:46:02 »

quiere eso decir que no me vas a invitar a tu casa?Huh  Embarrassed Embarrassed
A que te pongas en gallumbos desde luego que no. Si te dejas los pantalones puestos veremos
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Caye
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¡¡Viva los Led Zeppelin!!


« Respuesta #6 : 18 de Marzo 2008, 14:42:33 »

Ojalá fueran asi todos los gobiernos, además que eso promueve que la gente se culturice añadiendo a su cultura cosas de otra nueva. Eso haría a la gente mas culta.
Tienen razón en todo lo expresado, si no te gusta pues vayase a otro pais donde la cultura sea mas acorde a la tuya. A nadie se le expulsa. Es como si yo voy a un lugar donde hay muchos pijos... pues tendré que marcharme jejeje no es mi lugar.
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Mi coche está biribirigido, kién será el buen desembiribirijador ke lo desembiribirige; aquel ke lo desembiribirige buen desembiribirijador será. Compadre compreme un coche biribirigido.
Clifor
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Casi, casi de vuelta...


« Respuesta #7 : 18 de Marzo 2008, 15:24:52 »

Eso presupone que los países tienen un "dueño"... Menos mal que no dice (al menos no explícitamente) que todos tienen que ser WASP.

Si me toca quedarme una temporada en UK (Alá no lo quiera), los domingos comeré Roast beef y no haré paella... Tongue Tongue  Y como vea a alguien celebrar Halloween en España, le llevaré a un cementario para que honre a sus muertos y a los míos...

PD: Sobre los tipos que fundaron la nación, seguro que se refiere a los aborígenes y no a los británicos que llegaron siglos después..

Sigue tocho infumable de un venezolano hablando sobre un libro Smiley Smiley


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domingo 4 de febrero de 2007

La cárcel del fin del mundo
 
Robert Hughes

La costa fatídica. La epopeya de la fundación de Australia

Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores
Barcelona, 2002
Título original: The Fatal Shore
Traducción de Ángela Pérez y José Manuel Álvarez
727 páginas

Hace unos años se corrió la voz de que Australia necesitaba gente. La lejanía no parecía ser demasiado problemática; el país-continente lucía ansioso por regalar oportunidades, con generosidad impensable en la vieja Europa o el soberbio norte.

Luego se mudó la embajada australiana de Venezuela, pero aún así algunos han continuado los trámites y han seguido yéndose hacia allá, quién sabe con qué expectativas en la cabeza aparte de las imágenes de la Ópera de Sydney o el tierno koala aferrado al eucalipto.

La pregunta es si esos jóvenes emigrantes de hoy están al tanto de que poco más de 200 años atrás otros, como ellos, cruzaron el mundo para ir a parar a aquella enorme mancha de tierra rojiza en los mares del sur. Con la diferencia de que, en lugar de un boarding pass, varias maletas y un esperanzado entusiasmo, iban encadenados, medio muertos de hambre, sometidos a toda suerte de enfermedades y expulsados de su país por varios años, hacia un entorno totalmente desconocido, por haber robado unas verduras o falsificado un cheque.

Australia fue fundada como una prisión, como un gigantesco campo de concentración y a veces de exterminio, con el propósito de sacar de Gran Bretaña a lo que las élites consideraban una “clase delincuente”, un estrato entero de la sociedad que se concebía irrecuperable, perverso, crónicamente pernicioso. Una clase compuesta por hombres envilecidos y violentos, pero también por mujeres, ancianos y chicos, todos juzgados y tratados como criminales.

Es una historia terrible, pero fascinante, que nació con una leyenda clásica: la idea de que una gran masa continental debía extenderse por el ignoto sur para compensar el peso de las tierras conocidas del norte. En la era de oro de las exploraciones varias potencias compitieron por encontrarla, en viajes que rozaban el inmenso país sin toparse, sorprendentemente, con él, hasta que en 1770 el capitán James Cook atracó cerca de lo que hoy es Sydney, en un lugar que fue bautizado como Bahía Botánica. No exploró lo que había detrás de esa ensenada; tan sólo se limitó a constatar, para la gloria de Inglaterra, que la terra australis si existía y que habría de ser británica, no francesa ni holandesa.

Ningún blanco volvió a pisar ese territorio habitado por unas cuantas tribus aborígenes que, aunque llevaban allí unos 30.000 años y poseían un complejo imaginario oral, no construían viviendas, eran completamente nómadas, andaban desnudos y manejaban pocas herramientas más allá de lanzas y boomerangs.

Los ingleses no sabían nada de lo que luego se llamaría Australia. Apenas, que estaba ahí y era “suya”. Pero eso no impidió que cuando en los años siguientes, mientras se independizaban sus colonias en América del Norte y se acendraba el debate sobre qué hacer con la delincuencia en Inglaterra, la idea de usar el nuevo territorio en las antípodas como un depósito de convictos fuera abriéndose camino, aunque siempre tuvo opositores.

En las Islas Brumosas la situación era insostenible: por un lado las leyes eran lo suficientemente estrictas como para que la más pequeña falta llevara a cualquiera a la cárcel o la horca; por otro, la miseria y la desesperación de la inmensa mayoría producía crímenes todo el tiempo: el robo de unas manzanas, de un par de medias, de una vaca. Las cárceles estaban tan llenas que se usaban viejos barcos para encerrar presos en las riberas del Támesis. Era el infierno en la tierra: Dickens no tenía nada que exagerar.

Así que, tras una justa en los círculos de poder, la primera flota con presidiarios salió hacia Bahía Botánica en mayo de 1787, para llegar en enero del año siguiente. Llevaba 1.030 personas, de las que 548 varones y 188 mujeres eran presidiarios; el mayor, una mujer de 84 años, y el menor, un niño de 9, ambos “ladrones”.

Robert Hughes escribe que “a lo largo de todo el periodo de deportación de presidiarios, la Corona envió a Australia en condiciones de servidumbre a más de 160.000 hombres, mujeres y chicos (...) Inglaterra esbozó en Australia el Gulag, ese fresco de represión mayor y más terrible aún de nuestro propio siglo. Ningún país ha tenido un origen comparable”.

Hughes es un intelectual australiano que se estableció en Nueva York en los años 60 y se hizo un célebre crítico de arte. En los años 70 se dio cuenta de que tanto él como la mayoría de sus connacionales sabían muy poco sobre el periodo colonial de Australia, sobre cómo se fundó su país. Le intrigaba cómo una nación que fue creada sobre la esclavitud del blanco y el exterminio del aborigen habría de convertirse en una de las sociedades más respetuosas de la ley en el planeta. Entonces se dedicó a investigar, y en 1986 publicó el original en inglés de este texto tremendamente bien escrito y obsesivamente documentado.

La costa fatídica, una clase de magistral de escritura de no ficción, relata todos los aspectos de ese siglo de horror, desde la homosexualidad en los barracones hasta la cría de ovejas, con cuentos de canibalismo, pequeñas y desgraciadas distopías, épicas de grandes viajeros, relatos de patriotas irlandeses en problemas y espantosas biografías de hombres terribles, entre muchas otras maravillas. La edición es de primera línea, con mapas e ilustraciones de la época. Si lo encuentra en alguna buena librería, merece al menos un vistazo. Susan Sontag lo definió como una especie de híbrido de Dickens y Solyenitsin.

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« Última modificación: 18 de Marzo 2008, 15:34:59 por Clifor » En línea

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« Respuesta #8 : 18 de Marzo 2008, 16:59:40 »

Eso presupone que los países tienen un "dueño"... Menos mal que no dice (al menos no explícitamente) que todos tienen que ser WASP.

Si me toca quedarme una temporada en UK (Alá no lo quiera), los domingos comeré Roast beef y no haré paella... Tongue Tongue  Y como vea a alguien celebrar Halloween en España, le llevaré a un cementario para que honre a sus muertos y a los míos...

PD: Sobre los tipos que fundaron la nación, seguro que se refiere a los aborígenes y no a los británicos que llegaron siglos después..

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No presupone que el país tenga dueño, presupone la existencia de una sociedad con unos valores que entienden son positivos y que no quieren que desaparezcan.
En todo momento se expone que se respetarán las costumbres y la cultura de los inmigrantes, pero eso no puede servir para cambiar la cultura propia adaptándola a usos inaceptables.
Algo así proponía Rajoy y se le tiraron muchos piedros
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kió
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mensajero de la paz.....


« Respuesta #9 : 18 de Marzo 2008, 17:17:48 »

Pues no sé, debo ser el único que no comprende muy bien todo esto por lo que he leído. Yo no estoy de acuerdo con un gobierno que dice que esto es así y si no te gusta vete.......pero claro,partiendo de la base que yo pienso y creo que este mundo no debería de tener fronteras.........mis ideas están claras.
ojalá que al contrario de lo dice el post, nunca tengamos un gobierno así.....un gobierno que excluye y que no respeta las tradiciones de los demás ni la vida de los que vienen de fuera para compartirla con nosotros y los nuestros. Estoy cansado,pero muy cansado, de oìr cosas de los inmigrantes que nada tienen que ver con la realidad.Lo he dicho muchas veces pero convivo en mi trabajo con gente de irak,de iran, de afganistán........musulmanes que desde que han llegado a españa, no han echo sino enseñarnos muchísimas cosas y a quien por supuesto hemos escuchado de buen grado y a quien sin duda hemos respetado sus costumbres,raíces y arraigos.

Ellos en ningún momento piden ni exigen que adaptemos nuestra cultura a la suya,ni que la suya debe prevalecer en todo momento.....esto no es así es erróneo. Los límites de los inmigrantes son los mismos que los demás ciudadanos tenemos en nuestro país, y estos son la ley y la ley es igual para todos incluso para ellos por supuesto también: Proponer normas y leyes de conducta de comportamiento y medir por diferente rasero a ellos de nosotros es totalmente injusto y eso cordobita es lo que el señor rajoy pretendía,ni mas ni menos.

La ley para todos y por igual nadie habla de cambiar costumbres ni leyes ni religiones. Cada uno tiene que ser consecuente con su manera de ser de actuar y con todas sus creencias esté donde esté.......Por el echo de no encontrarse en su país no se les debe negar seguir y continuar con sus costumbres,para eso vivimos en un país multicultural y cosmopolita,yo kiero vivir en un país así,que respeta y acoge a los demás con todas sus características. Es absurdo que se le prohiba a una joven acudir al colegio con el pañuelo en la cabeza o "hiyab" como lo queráis llamar........Hay que convivir con todos y aprender de todos no prohibir.... ok
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mensajero de la paz.....
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