En mi persona hundida
Presa del ardor de la pena,
De la ausencia requerida
Por mi corazón en condena
Ni sangraba aquella herida
El corazón en gangrena.
Muerto e inerte el tejido,
Podrido de moverse,
Emitió un leve quejido
Antes de detenerse,
Me sentía el elegido
Todo podía hacerse.
Relumbró una vez mas la luna
El dolor me cegó
Baje la cabeza, ¡era una!
Juraría que éramos dos.
Con tu permiso Sire.......
Un saludo.
Una muy buena y elegante réplica de armoniosa arquitectura.
Saludo devuelto de rodillas y sombrero en mano.

. Y felices fiestas