Te pongo argumento masomenos...
(Copy & paste de por ahiiiii)
Cuando la artista mundialmente conocida como Zazel es designada para crear el más excitante perfume de todos los tiempos, su mente entra es las más profundas y eróticas fantasías para ultimar su fragancia. Una cascada de dibujos y bosquejos increíbles toman vida en el lienzo de la artista y nos invitan al más privado mundo de su imaginación. Colores intensos, flores exóticas y olores raros le inspiran. Irá de un extremo a otro. Sin ninguna sensación demasiado profunda, sin ningún olor demasiado fuerte, la falta de limites para cualquier experiencia de Zazel le llevará a la victoria de su búsqueda creativa para la perfección de su diseño: el olor del amor, la esencia de la sexualidad femenina.
Desde luego, este no es un ejemplo del cine pornográfico precario “de vídeo casero” que suele ser habitual en el cine X. Muy al contrario, estamos ante una superproducción rodada en 35 mm., “formato cine serio” en el cual, más allá de que el hilo narrativo sea tan débil como suele ser característico en este tipo de cine, nos encontramos con una puesta en escena de todo punto diferente a lo que suele ser común, con una riqueza de vestuarios, decorados y localizaciones poco frecuente y con un esmero y cuidado en la composición de planos que ya quisieran muchas películas “serias”.
Philip Mond, reputado director del género pornográfico, con muy poca producción pero siempre algo más que la mera filmación de cópulas y actividades sexuales de variado signo, dirigió en 1996 este magnífico ejemplo de que el cine porno puede ser algo más que una vulgaridad, con un elenco de actrices de las páginas de la afamada revista Penthouse y unos actores en los que, para qué mentir, ni me he fijado ni me he molestado en saber quiénes son ni de dónde salen. En especial, hay que destacar los vestuarios, los maquillajes y el punto de vista desde el que se han rodado algunas escenas.
En cuanto a los vestuarios, están plenamente integrados en el entorno de escenografía del que constan las escenas, como se ve en las del Cielo, del Infierno, y la célebre secuencia lésbica de “Las tres mosqueteras”, en la que el célebre lema, adaptado esta vez, “todas para una y una para todas”, cobra un nuevo sentido (foto superior). El verdadero acierto de los maquillajes reside en la pintura corporal. Muchos de los cuerpos desnudos que aparecen en la cinta están pintados, en contraste con la puesta en escena o por el contrario, plenamente camuflados en la misma (por ejemplo, el cuerpo de la mujer pintado con rayas como las de los tigres en los planos de la jungla), acentuando así el sentido onírico de algunas escenas y la simbología de los personajes que aparecen en otras: la muerte o el demonio, por ejemplo. Por último, esta película contiene momentos en las que se han rodado secuencias pornográficas bajo el agua, como en la escena lésbica del baño, por ejemplo.
En resumen, quien sienta repugnancia por el pobre y limitado cine pornográfico tradicional (o a quien le parezca ya reiterativo) puede echarle un vistazo (o varios) a esta obra, completamente tópica en cuanto al retrato de la mujer como mero objeto de disfrute del hombre, incluso en ocasiones recreándose en cierta degradación, así como en la composición de las escenas de sexo en grupo como ejercicios casi gimnásticos o atléticos, aunque para algunos la cinta abuse demasiado del sexo lésbico, pero cuyas virtudes, como la puesta en escena original, la ambientación magnífica, la atmósfera perfectamente recreada, llena de simbología, las visibles virtudes de las actrices (y supongo que de los actores), una cuidada fotografía y una calidad de filmación similar al cine convencional, así como las características comentadas en párrafos anteriores, hacen que merezca la pena acercarse a esta película que además de lo que constituye su fin principal, logra excitar otros sentidos.
No te la pierdas.
