Las fantasías sexuales más comunes de las mujeres

Las fantasías sexuales más comunes de las mujeres

Plus!: Aunque la mujer siente la presión de la sociedad al momento de fantasear sexualmente, no está exenta de esto, ya que se trata de una forma de comunicación de los deseos e instintos que ayuda a alcanzar el mayor placer.

En diversas entrevistas a mujeres suelen preguntarle si alguna vez han tenido una fantasía sexual. En general, ellas lo niegan. Las que aceptan masturbarse dicen que tienen fantasías pero que les costaría pensar en un extraño, aunque sí las utilizan en el juego sexual con su pareja porque ratonea a los hombres. Las que tienen una pareja estable, cuando fantasean lo hacen con parejas anteriores o amigos.

¿Por qué será que el tema de las fantasías genera tanto tabú? Cuando en el tratamiento los terapeutas intentamos animar a la pareja a que juegue con la fantasía, explorando otras formas de amor, parecería que estamos recomendando una pastilla sin marca registrada, como desconocida. En realidad tiene que ver con que la gente no sabe jugar. Entonces, el sexo se vivencia restringido, sin deseo de innovar, ya que lo conocido es lo que da seguridad y confianza.

Algunas mujeres insisten en que, cuando conocen un hombre y tienen sexo, si juegan y fantasean o proponen alternativas es probable que éste no las llame más. Como esto las asusta, actúa como disparador de un mecanismo defensivo contra una sensación que las abruma: la de creer hipotéticamente que, por tener fantasías y quererlas hacer realidad, somos mujeres liberadas, lo que resultaría intolerable para cualquier hombre.

Otras mujeres manifiestan un sentimiento de culpa tras haber imaginado una escena sexual que no se animarían a experimentar. En estos casos, sólo el pensamiento les recuerda ciertos mensajes "antisexuales" que han recibido durante su infancia, con una educación sumamente reprimida que les impide en la adultez disfrutar verdaderamente del sexo.

Muchas gozan con la fantasía de ser besadas o acariciadas en forma excitante (aunque no necesariamente tener sexo) con una persona que no es su pareja.

Sin duda, es difícil decidir si una debe contar a la pareja cuáles son las fantasías que le gustaría probar. Cada quien sabe qué tipo de personalidad tiene al lado y cómo la puede acompañar. Hay hombres que no soportan compartir a su pareja, pero disfrutarían de tener sexo con dos mujeres a la vez, fantasía que es sumamente erótica para ellos. De hecho, muchas mujeres han experimentado el sexo de tipo homosexual por expreso pedido de su pareja masculina, ya que ellos fantaseaban con esta experiencia.

Yo creo que no debe cumplirse ninguna fantasía cuando no esté de acuerdo la pareja con llevarla a cabo, es decir, no hay que "hacerlo por el otro", ya que es una forma de no tenerse en cuenta y el sentimiento posterior es de mucho resentimiento. Jugar con la fantasía implica hacerlo por placer, porque de lo contrario es un castigo que implica mucho egoísmo.

La fantasía de la mujer suele estar viciada de algún factor que aportó su pareja. Tal es el caso de un varón que manifiesta un tipo de fantasía que le da vueltas hace tiempo. En estos casos, es bastante común que la mujer experimente efectivamente esa fantasía para gratificar a su pareja.

Algunas mujeres comentan que las excita el fantasear con el sexo en lugares diferentes de la casa, y también es común escuchar que sus deseos giran en torno a la vestimenta erótica con la que asombrarán a su pareja, o esperarlos desnudas en su hogar, sorprenderlos en el trabajo con un abrigo sobre el cuerpo desnudo, seducir al jefe, fantasías con la ropa interior de encaje... Quienes tienen devoción por el arte culinario pueden incorporar comidas afrodisíacas en sus pensamientos.

Muchos hombres, por ejemplo, se vuelcan a la fantasía que impone una vela encendida, ya que juega un rol de romanticismo y ambienta para la intimidad. Los tules y las sedas no se quedan atrás en cuanto a lo erótico, ya que puede verse un torso desnudo a través de las transparencias de las telas y son muy placenteras al tacto por la tersura de su textura.

El sentido visual en el hombre está preparado para sentirse erotizado frente a imágenes sensuales, y hasta se deleitan con la forma de caminar y los movimientos suaves de la mujer. En cambio, en ellas el sentido auditivo está realmente muy desarrollado, y acompaña a la imagen cuando el varón le relata una fantasía. A las mujeres nos encanta que nos susurren al oído sensaciones sexuales, cuentos sexuales donde somos protagonistas, que nos digan como se "calientan" con nosotras. Del mismo modo, el hombre también disfruta de este tipo de erotismo, aunque este goce se asocie más a la alimentación de su autoestima, entendiéndose como estimulador del placer que provocó en la mujer: ese placer que culmina en el orgasmo es el premio mayor a su dedicación y esfuerzo y es lo que lo vuelve viril, potente y "macho".

El varón suele fantasear más que la mujer. Quizás la razón sea la cultura que hace permisiva esta conducta en el hombre, y que en cambio es más estricta y discriminativa respecto a la mujer.

Diversos estudios han comprobado la importancia de la fantasía para desarrollar una sexualidad excitante y conseguir el buscado orgasmo. La fantasía es como una nueva modalidad de comunicar los deseos e instintos, aunque sean los más bajos, ya que nos da la opción de que queden atrapados en la imaginación o de poder llevarlos al terreno de la realidad para concretarlos.

A muchas mujeres la fantasía les ha dado una gama de posibilidades para facilitar el orgasmo, les ha ampliado su mundo sensorial, y las ha ayudado a equilibrar los tiempos hasta alcanzar el clímax, sincronizándolos con los de su pareja.