Jorge58 (sin comentarios)
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« Respuesta #10 : 3 de Septiembre 2007, 13:31:15 » |
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(del diario Olé)
Les está costando, se nota, pero de a poco los NBA van perdiendo la arrogancia que los caracterizó desde el Mundial 94 hasta los Juegos Olímpicos 04. Toda una década, cada vez que pudieron, subestimaron a los rivales, ignorándolos como si fueran de segunda. Bah, de alguna forma, como hacen aquí los estadounidenses con los inmigrantes latinos, especialmente con los mexicanos, pese a que sin su mano de obra tendrían algunos problemitas...
Entre 1936 y 1988, para hacer un poco de historia, Estados Unidos les ganaba a las potencias de Europa (URSS, Yugoslavia, Italia, España o Grecia) con muchachitos universitarios de no más de 22 años. Y ganaba por paliza, igual que frente a la Argentina, Canadá, Puerto Rico y Brasil, siempre hablando de la única competencia importante para ellos: los Juegos Olímpicos. Los Mundiales, en cambio, poco importaban.
Salvo el recordado y glamoroso Dream Team del 92, con Magic, Jordan, Bird y el resto, que se preocupó por ganar y vender el producto NBA a todo el planeta, los que vinieron después se resistieron a aceptar el crecimiento de otros países y el surgimiento de estrellas extranjeras provenientes de la ex Yugoslavia, Lituania, Alemania, Francia y hasta de Argentina. ¡Qué horror!, seguramente pensaron. A eso se une que a la NBA llegaron muchos jugadores de 18 años, surgidos de los secundarios, al fin grandes talentos pero con poca educación.
Así las cosas, la misión de USA Basketball, manejada por la NBA para dirigir el negocio, se fijó dos grandes objetivos: 1) recuperar el orgullo perdido tras las derrotas (siete en 99 juegos) ante Argentina, España, Puerto Rico Lituania, Yugoslavia y Grecia; 2) terminar con la arrogancia de sus jugadores educándolos (como pidió el DT Krzyzewski) o bien ni siquiera citándolos a la selección.
Decíamos que les está costando, incluso hasta al veterano Jason Kidd, quien tuvo algunas actitudes bien reprochables. Pero, por otro lado, fue Kobe Bryant el que más voluntad le puso al intento de quedar simpático con los rivales. Puede ser una señal. Bienvenida sea, muchachos
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