Nunca llegas a olvidar del todo aunque lo intentes. Llenas un montón de cajoncitos con todas aquellas cosas, momentos o personas que te dolieron y los cierras con llave en el fondo de tu alma. Crees que ya no te duelen hasta que en un momento determinado, sin saber siquiera el porqué, uno de esos cajones se entreabre y sale la melancolía. Son esos días grises en que lloras sin motivo, en que necesitas una mano amiga más que nunca, no para hablar de nada en concreto, sino tan solo para saber que te quieren y que no estás sola....
