Os dejo la cronica de otra derrota puffffff El Athletic se viene abajo
J. ORTIZ DE LAZCANO El Athletic llegó al Manzanares metido hasta el cuello en la batalla por evitar el descenso tras el triunfo del Levante ante el Recreativo. De hecho, corría el riesgo de colocarse en zona de bajar si perdía por tres goles. Los locales buscaban un triunfo que les acercara a la Liga de Campeones.
Más picante en la salsa de un duelo en el que los de Mané necesitaban imperiosamente puntuar para no quedarse descolgados con el Celta. No pudo ser. La sombra del maleficio persigue al técnico cada vez que viene a Madrid con su equipo. Las dos únicas derrotas que ha encajado lejos de San Mamés han sido en la capital.
El Athletic firmó un ejercicio muy eficaz en la primera parte, pero se vino abajo de forma lastimosa en la segunda en cuanto los locales apretaron los dientes. En su descargo siempre podrá apelar que la lesión de Javi González al borde del descanso reventó una defensa cogida con pinzas por las numerosas bajas. Pero lo cierto es que en cuanto surgió el contratiempo, los rojiblancos no tuvieron personalidad para hacerle frente.
Sucedió así que el equipo bilbaíno fue a mucho peor a partir de ese momento. Mané no encontró solución al problema. Primero retrasó a Murillo como central, lo que dejó a Iraola a merced de Maniche y Luccin. Luego devolvió a Expósito al puesto. La organización defensiva, manoseada constantemente, se vino abajo y Agüero se adelantó al baracaldés para anotar el único gol de la noche, que deja a los rojiblancos en puntos de descenso sin estar en la zona roja.
Las decisiones más importantes que debió tomar ayer Mané estuvieron relacionadas con la recomposición de la defensa, que ya llegaba tocada por la baja por sanción de Amorebieta. El técnico señaló a Expósito como central, pero se encontró con que un proceso gripal del jugador mantuvo la incógnita hasta el último momento, al punto de que en la alineación facilitada por el club se indicaba que jugarían Expósito o Bergara, quien finalmente acabó en la grada. El de Cruces era una incógnita para sí mismo, sin ningún antecedente que le avalara en el puesto de central. Pasó el peor trago de la noche, porque, salvo al inicio, Agüero le dominó y le dejó sin mostrar su mejor cualidad, la sobriedad en la contención.
Poco antes del descanso, Javi González se fue con una lesión en el abductor. La situación obligó al técnico a retocar a toda velocidad las posiciones, con Expósito como lateral derecho, Murillo de central y Javi Martínez como segundo medio centro.
El hundimientoEl movimiento provocó que el Athletic ofreciera sus momentos más decepcionantes en el arranque de la segunda parte, con la batuta del partido en manos exclusivas de los locales y sin posibilidad de cazarles por sorpresa. Si hay algo que no se le puede reprochar a Mané es que mete el bisturí cuando hay cosas que no le gustan. Y, en busca de remedio, dio a Zubiaurre su noche más grande. Diecisiete meses después de ser presentado por Lamikiz jugó por fin un partido. Lo mejor que hizo fue mostrar aspiraciones para subir por su banda. Algún estímulo debía dejar una noche en la que los rojiblancos se diluyeron como un azucarillo.
Expósito volvió a colocarse como central en el minuto sesenta, pero finalmente tanta reconstrucción de la defensa y tanto balón al área del Atlético de Madrid pasaron factura. Agüero se adelantó al de Cruces y superó a Aranzubia. Al Athletic le tocaba entonces lo más difícil. Ponerse a jugar en busca del empate. Justo lo que no sabe hacer, como se comprueba con su incapacidad para sacar adelante los partidos de casa. La previsibilidad rojiblanca provocó que entre el tanto de Agüero y el final la única fuente de inquietud para los locales fueran las faltas lanzadas por Yeste, la mayor parte de ellas de forma calamitosa. En cuanto se vio obligado a armar juego, el bilbaíno fue un equipo lento, pesado y menor.
El Athletic lamenta ahora las ocasiones desperdiciadas en la primera mitad. Mané ordenó a su defensa que saliera muy adelante, lo que le dejaba expuesta a que Torres o Mista le cogieran la espalda, pero le garantizaba llevar el manejo de la pelota a zonas sin peligro. Lo logró en la primera parte. El Atlético de Madrid se pasaba la pelota en el centro del campo sin objetivos posteriores. Tocaba por tocar. Un mía-tuya muy poco ambicioso que le permitía controlar el balón, pero que se quedaba en nada en cuanto se acercaba al área.
El Athletic tuvo otra cualidad muy elogiable en este primer tiempo. Puso fe cada vez que salió hacia arriba. Mané entiende que a Urzaiz le pesan las muchas horas de vuelo que lleva últimamente. Pero, sobre todo, había otro motivo para alinear a Aduriz en su lugar. Le ofreció un rendimiento irreprochable en la presión y cayendo a bandas, lo que permitía a Yeste jugar en muchos momentos como nueve. Sin embargo, al donostiarra le ha abandonado el elevado índice de efectividad que tenía la pasada campaña. Contó con la ocasión más clara de la primera parte, cuando un error de los centrales del Atlético le sirvió una pelota caída del cielo que envió fuera. La otra gran oportunidad bilbaína en la primera parte fue un balón peinado por Gabilondo que marchó desviada. A cambio, los locales sólo contaron en el mismo periodo con un cabezazo de Agüero.
Sin organización defensiva, el Athletic cayó en manos de los locales en la segunda parte, que acabó siendo un ejercicio de impotencia en toda regla. En cuanto se vino abajo la defensa, el equipo se desplomó como un castillo de naípes.
CANAL ATHLETIC. Fran Yeste, rodeado de dos defensores colchoneros. /El Correo