Actualicemos:
ATRACO EN LA ALCARRIAsábado, 17 de junio de 2006
El Granada pierde por 1-0 ante el Guadalajara por una jugada con clamorosa falta de Marín sobre Gustavo, con mano incluida del delanteroCVG · Especial · Guadalajara
El Granada CF se trajo de Castilla una
derrota injusta, inmerecida e indignante, por culpa de un colegiado que no vio una clamorosa falta sobre Gustavo en el 80 de partido, con mano del autor del gol incluida, y tras realizar el cuadro de José Víctor un partido prácticamente impecable, incluso con un penalty de libro sobre Lucena que el colegiado tampoco quiso ver. El partido, en la segunda mitad, estuvo detenido más de seis minutos por los nervios en las gradas en dos ocasiones, contribuyendo a un espectáculo lamentable en el que el Granada y el fútbol salieron perjudicados.
En la primera parte, el Granada salió viendo cómo el Guadalajara se preocupaba por llegar rápido para marcar un gol y sorprender. Sorprendió el estado del terreno de juego, que incidió en la primera jugada del partido, con internada por la izquierda de Ximo y un expeditivo Joyce que mandó el balón a córner cuando los aficionados locales pedían penalty. El terreno de juego iba a dictar el método de juego de unos y otros, al principio más metidos los locales, y muy encerrados en su área los rojiblancos. José Víctor se desgañitaba desde el banco para pedir a los suyos que salieran arriba, que se pusieran más cerca del meta contrario que de Gustavo.
Y se notó. Cinco minutos duró el agobio, porque el Granada se puso a jugar, a mandar balones para la banda izquierda de Milla y Sorroche, y llegaron las oportunidades. El encerrado ahora era el Deportivo, que pretendía atajar la creación de juego visitante con faltas, algunas muy claras, otras camufladas por el agua. En una de esas, jugadón de Sorroche por su carril con un envío al área que le llegó a Ramón, pero su cabezazo se marchó alto. Era el 19 de partido y el Granada creó su primera oportunidad, certificando nueve minutos más tarde que sus intenciones eran claras. La jugada se fraguó por la derecha, con llegada hasta las botas de Lucena, que disparó y se encontró con el meta local, y el rechace le llegó a Morán, cuyo disparo llegó al mismo protagonista. El arquero paró por dos veces una doble oportunidad granadinista, que desperdició una clara ocasión de llevarse el primer gol.
El Granada siguió agobiando, pero sin profundidad, hasta alcanzar un periodo de imprecisiones, donde apenas se daban tres pases seguidos. Esa imprecisión dio alas al Deportivo, que se lanzó al ataque, aunque sin inquietar en exceso a Gustavo. Con esas se llegó al descanso, con la sensación de haber podido hacer más, pero con las reservas propias de un terreno muy resbaladizo.
La segunda empezó con polémica. A los cinco minutos, un balón dividido dentro del área que se perdía provocó la entrada de Lucena en la zona de portería, y justo en ese momento se cruzó con un contrario que le dio una zancadilla. El árbitro, a lo suyo. Ni un gesto. Esa jugada, lejos de dar alas a los rojiblancos, se la dio a los locales, que dos minutos más tarde, se acercaron con peligro por la izquierda en jugada personal de Pelegrín, cuyo remate se estrelló en el palo. Nervios e indecisión durante algunos minutos porque el Depor, que apenas hizo nada en la primera parte, se pudo adelantar en una jugada aislada.
El Granada, tras el susto, se puso a jugar por las bandas, intentando progresar por la izquierda y vigilando su trasera. En el 20 de juego, un balón alargado sobre Javi García encontró al centrocampista rojiblanco que, en el uno contra uno, alojó el balón en la portería contraria, pero el colegiado, que se fio de su asistente, señaló fuera de juego. Lo era por milímetros, pero en peores circunstancias se ha hecho la vista gorda.
A estas alturas de la fiesta,
sorprendía mucho la escasez de faltas pitadas a favor del Granada, que se dedicaba a adelantar líneas y dejar en fuera de juego una y otra vez a Pelegrín y Rivera. Labella se incorporaba al juego en el meridiano de la segunda mitad, poniendo frescura arriba, ocupando el lugar de Nene, que hizo un trabajo tremendo en el centro del campo, robando balones y creando peligro. Pero el Granada no quería el balón. Despejes y más despejes, con el lógico enfado del míster desde la banda, y es que no se controlaba el balón, no se quería jugar, faltaba criterio en el centro del campo.
Ese criterio tenía que llegar por empuje. Labella forzaba un córner que se tradujo en una ocasión sacada bajo palos y un remate de Morán que salió alto. Pero la verguenza aparecía, y otra vez con Gustavo como protagonista, pero esta vez sin culpa. Balón al área que el de Chauchina salta para atajar, y cuando controla la pelota, le empuja Marín, que le da con la mano, y el rechace lo manda dentro de la portería rojiblanca. Una falta de libro, de las más claras que se han visto jamás, máxime cuando el portero, dentro de su área, es intocable.
José Víctor puso en liza a Josemi para intentar la heróica en los minutos finales. Un cambio que no protagonizaba el momento, porque la actuación en la banda de los trencillas, que se negaban a ponerse en la línea porque los aficionados rojiblancos le decían de todo al asistente, con el partido parado más de cinco minutos. Por eso se concedieron diez minutos de descuento, con amarilla al portero local por perder tiempo, y el partido dilatándose poco a poco. Un dato para la posteridad: faltas sobre el Granada pitadas, nueve; sobre el Deportivo, 29. Significativo.
En los minutos finales, Josemi tuvo opciones, incluso Ramón, pero sin fruto. El árbitro siguió dando espectáculo vergonzoso, pitando faltas que sólo veía él, y dando oportunidades al Deportivo. Incluso, Piñas agredió a Labella, y el árbitro a lo suyo una vez más. Tras el final, invasión de campo y agresiones a Labella, al delegado del equipo y a Joyce, entre otros. Lamentable, vergonzoso e indignante, pero...
a pesar de todo, hay un partido de vuelta y el Granada va a subir a Segunda B, aunque el árbitro no quiera.Fuente: Web
www.granadacf.es (un informador imparcial claramente)