Evidentemente aquí, de lo que se trata, es de matar al mensajero.
Yo, como muchos otros, simplemente me he limitado a copiar un texto publicado y escrito por otra persona.
Pero como hay sarpullido, pues a rascarse toca.

Lo más lamentable de todo esto son las dentelladas que ya ni se disimulan, ni siquiera por aquél que, por simple posición dominante y, supuestamente, imparcial, debería moderarse.
Me gustaría que algunos de esos consejos que de vez en cuando se envían privadamente se autoenviaran; por lo menos en un acto de simple humildad.
Puce, un karmita desde esta isla solitaria.
