Cuando voy por la calle mirando a infinidad de mujeres de todas las edades, marcando pechos, nalgas, muslos, caderas, mostrando sus labios rojos o sonrosados. fijandome en sus maneras de caminar, relajadas, elásticas. Entonces pienso que estoy rodeado de sexo, de alegria erótica, de felicidad. Las mujeres que se muestran ante mi, y que incluso, acogen mis miradas, están mucho más allá de normas, de restricciomes. Son ellas mismas.
