...bendita sea...

Bendita esperanza,
todavía me mantienes de pié,
alejándome de la saga de la muerte,
luchando contra las sombras,
que regresan por los inertes,
cuerpos desnudos,
nulos a la felicidad,
entregados a la soledad,
donde el viento les conducía.
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Bendita paciencia,
que nunca acabas,
ni agotas tus fuerzas,
manteniendo cada palabra,
que él decía,
guardada en mi cabeza,
llena de mariposas,
que volteaban por el mundo,
de mi ilusión
y son bellos sueños,
llenos de dulzura y pasión
y es el son del amor,
que cada noche,
adormecía mis ojos,
cerrados a al compasión,
que pronto sentiría,
al ver la verdadera razón,
donde el amar tiene la culpa,
de no ver jamás,
cada error que cometía,
aquel que tanto amaba,
a quien ofrecí mi vida,
por todo el mundo que él prometía
y que nunca llegaba.
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Esperaba como una tonta,
sentada en cada roca,
que abrazados,
hablábamos de nuestro historia,
bajo las sombras de los árboles,
recordaba cada sonreir,
de sus cálidos labios
y mis dolores desvanecían,
vagamente entre los dolores,
que fluían de las flores nuevas,
que traían,
aquellos besos de lejanas tierras.
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Mientras llorabas,
hablaba de cuanto le quería
y veía mientras mis manos temblabas,
tu amable indiferencia,
mientras mi alma moría de pena.
Tanto esperaba de él,
tanto es el amor que ciega,
que quedaba presa,
en sus lamentos,
atando sus cadenas a mis piés,
arrastrando cada mentira
que decías
y que mi corazón convertía,
en verdad.
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Me levanté,
al oír en mi memoría,
tus últimas palabras
"ten confianza y espérae"
Me ahogué,
en un mar de nostalgia,
cuando tantas veces,
sola me quedaba
y te dejaba mis puertas abiertas,
por si un día entrabas,
para cumplir tus promesas.
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Cerré de un portaza,
aquí ya no caben mas primaveras,
ni mas flores de tus manos,
tus palabras,
ya no tienen significado,
se amontonan como clavos,
oxidados en el olvido,
déjandolas ir,
por el río de lágrimas,
que en noches calladas,
derramo sin querer,
mientras intento secarlas,
haciéndole caso a las estrellas
y sin morir por él.