"ENTRE VELAS"
Una delicada caricia se derramó desde el cielo cayendo sobre tu espalda desnuda, haciendo que sintieras, en lo más profundo del sueño un eterno estremecimiento. Al despertar, supiste que un ángel estuvo aquella noche contigo, amándote.
A esa misma hora, en ese preciso instante, me dormí pidiendo a Dios un deseo: “hazme ángel de la noche para poder volar hasta el amor que siempre busqué”.
Hoy, al atardecer, entré en una iglesia solitaria a dar gracias por el sueño que se me había concedido. Tome una vela, y con su tenue llama hundí mi mirada en las penumbras; al volverme, vi tu rostro iluminado por otra vela, mirándome.
Entonces comprendimos que a veces se ama en la distancia, incluso sin conocerse.
Los milagros... existen.
(Microcuento anónimo, de esos que me gustan a mi, leido en esas interneses de Dios)
