Ahora soy cierzo, águila sobre altas cumbres del Moncayo. Desciendo robledales, hayedos, pinares manchados de acebo. Palpito con la montaña, respiro con cada hoja. Soy el corzo, la garduña, nado fresca bajo el agua. Escarbo cual musaraña, exploro verdes tesoros. Todo eso y todo nuevo, como si hablara de un sueño.
Y tú que me miras ¿me sueñas?
(Microcuento anónimo, de esos que me gustan a mi, leido en esas interneses de Dios)
