arrastrándose por efecto de la gran borrachera que traía. De puro milagro acertó con la casa.
Cuando lo vió su esposa, indignada le dijo:
—Pero si estás requeteborracho. ¡No lo puedo creer! Ahora, dime, ¿por qué en nuestra noche de aniversario, en nuestras Bodas de Plata?
—Yo (¡hip!) sólo obedecí tus órdenes mi amor (¡hip!).
—¿¡Cuáles órdenes, estúpido!? ¿Llegar a casa borracho? ¿¡Un día como hoy en el que deberíamos celebra por todo lo alto!?
—Leí tu nota (¡hip!) que me decía: '¡Te espero esta noche embriagado, papito!' (¡hip!).
Furibunda, la esposa le gritó:
—¡Decía enviagrado, estúpido! ¡en-VIA-GRA-do!
