Caprichos

Aquella rosa muerta
tan marchita como siempre,
sigue ladrona de crisoles
angustiosos en el vientre,
con temor en la comedia
por perder beso en la frente
tejía así en la niebla
pétalos confusos bajo luna creciente,
en silencio como rizando el viento
en una hilera apacible de estrellas
se hospedaban en pupilas
las lágrimas escabrosas
del amuleto anfestro
anclado en puerto,
risorio para las nubes del mediodía
que juegan entre el júbilo y la agonía
a pinchar nubes de nostalgia,
caprichos de la magia
entre ciudades de nichos,
baladas de arena
para costas bañadas en pena
al filo de ojitos
entre gritos
en silencio de poetas
que golpean la tristeza
cuando sube la marea,
sucumbe
y así viene un derrumbe
a la sombra de la luna
que cojea aquejada
de resbalar
en la alfombra de la tierra,
tierra húmeda ahogada en llanto
mientras baldosas ya ni brillan
rompiendo el manto uniforme
por naufragio en el hombre,
castigo agónico en la distancia
cuando la estancia nunca fue conforme.

PAB