pasen por caja

Estalla la guerra del ultra-canon digital

JOSÉ MANUEL COSTA. MADRID. abc.es
Hay situaciones imaginadas que parecen demasiado absurdas incluso para ser pesadillas, pero que, virtudes de la realidad, acaban convirtiéndose en disposiciones más kafkianas que las de Proceso. Hablamos del súper o ultra-canon, una nueva tasa que se está decidiendo en el Ministerio de Cultura y que en principio gravaría todos los medios o soportes digitales. Se supone que para compensar las pérdidas por piratería en los derechos de autor.
De llevarse a cabo, y antes de entrar en los detalles del día, una simple descripción de lo que viene: si un ciudadano compra una canción en internet, no sólo pagará por la canción, sino un canon por su ADSL, por el ordenador principal donde esté almacenada, por la tarjeta de memoria o CD donde piense trasladar dicha canción, por el reproductor de mp3, por el sistema de audio digital del salón, por el teléfono móvil con mp3... Es decir, además del precio nada barato de la canción, el consumidor debería abonar cinco o seis tasas para la utilización de un producto por el que ha pagado religiosamente. Y si no escucha música, también.

Como es sabido, en estos momentos ya existe en España un canon sobre soportes como CD y DVD. Hace menos de dos años, la SGAE, principal impulsora de este tipo de iniciativas, afirmaba que no tenía planes para extender el canon a los discos duros de los ordenadores. Decían la verdad, sus planes eran mucho más ambiciosos: gravar todo aquello que se mueva en el terreno digital.

Para Asimelec y Aetic, asociaciones de la industria del «hardware» audiovisual y digital, el canon, tal y como lo proponen las sociedades de gestión, podría llegar en algunos casos a encarecer en un 100% el coste de los productos. Según estas asociaciones empresariales, las sociedades de gestión reclaman un canon que sería «200 veces superior al que surge de los estudios de reconocida solvencia, por presuponer que tanto los dispositivos como los soportes digitales se emplearán en vulnerar derechos de autor». Uno de estos estudios, presentado ayer por Asimelec y realizado por la empresa Sigma Dos, «acredita que sólo el 20,8% de los CD vendidos en España serían destinados a copiar música». Sin embargo, una sola institución, el Ministerio de Justicia, abona anualmente a las entidades de gestión 1,8 millones de euros como canon sobre los CD en que se graban todas las sesiones de todos los tribunales.

Reproches mutuos

Jesús Banegas, presidente de AETIC, decía ayer a ABC: «En primer lugar, la industria es totalmente respetuosa con los derechos de autor. En segundo, el canon es una rareza histórica e internacional. Y, en tercero, hay una ley que ha de desarrollarse. Nosotros pretendemos que la cuantía del canon respete la letra y el espíritu de la ley, pero las sociedades de gestión pretenden ir mucho más allá de la ley, gravando de forma excesiva y cosas que no deben gravarse. Por eso le llamamos ultra canon». «Si estas pretensiones maximalistas de las sociedades de gestión salen adelante», concluye Banegas, «preveo fuertes aumentos en los precios de los productos afectados».

A esto la SGAE responde hablando de una intoxicación por parte de la industria y la acusa de fariseísmo por cuanto su volumen de negocio es de «87.000 millones de euros, lo que representa un incremento del 8% sobre el ejercicio anterior y un aumento superior al doble de la media europea. ¿Cómo explica que en los años de aplicación del canon digital las empresas tecnológicas estén teniendo unos beneficios estratosféricos?» Cabe suponer que porque esos 87.000 millones no provienen sólo de fabricar CD o DVD gravados con el canon, pero el hecho parece ser que, desde que existe el canon, el 60% de ventas de CD y DVD (317 millones de unidades) se ha dirigido al mercado negro, con costes fiscales estimables en unos 10 millones de euros.

Otra cuestión a considerar es adónde se dirigiría este súper o ultra-canon. Las sociedades de gestión no han de responder de los 87 millones de euros anuales ingresados por ese concepto.