Mikba
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« : 8 de Diciembre 2006, 17:39:00 » |
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Nueva York, 8 de diciembre de 1980, un revólver calibre 38 y cinco disparos. Mark David Chapman escribía con sangre el último capítulo de la vida de John Lennon.
Eran las once de la noche. Lennon y su mujer, Yoko Ono, regresaban a su casa luego de un largo día de grabaciones. Esa mañana un grupo de seguidores se había acercado a la pareja en busca de autógrafos del ex beatle; esa misma noche un hombre también se arrimó... pero con otras intenciones.
El hombre era Mark David Chapman. Lo esperaba frente al Dakota Building, en Manhattan, donde el músico vivía junto a su mujer y su hijo, Sean. Imprevistamente, el presunto fanático desenfundó un arma y descargó las balas en el cuerpo de Lennon, quien fue trasladado de urgencia al hospital Roosevelt, donde ingresó sin vida. Chapman dejó caer el arma vacía al suelo y quedó paralizado. Jamás negó su culpabilidad, ni opuso resistencia ante la policía.
La noticia llegó a oídos de sus fanáticos y en esa madrugada una multitud se reunió en el lugar del crimen y cubrió las manchas de sangre con pétalos de rosa. En la actualidad, esa vereda se convirtió en parada obligada para el turismo.
Chapman fue sentenciado a cadena perpetua, pero logró que su nombre transitara en el tiempo junto al de su víctima. "Yo maté a Lennon", repitió una y otra vez. Y a finales de 1981, en una entrevista concedida al periodista norteamericano Adrian Wecer, confesó no estar arrepentido: "Era mi deber... mi destino."
En esa misma charla, manifestó que el libro El cazador en el centeno fue, de alguna manera, su mayor inspiración. Recomendó su lectura para encontrar en esas páginas las respuestas a todas las preguntas de aquella noche neoyorquina de diciembre. Un dato curioso es que el asesino llevaba consigo en el momento del crimen una copia del libro con algunas oraciones subrayadas.
La novela The catcher in the rye , nombre original de la obra de J. D. Salinger, relata la historia de Holden Caufield, un joven obsesionado por la falsedad de sus mayores, que se autoproclama "el cazador", por tener como misión sujetar a los chicos para que no caigan en la hipocresía adulta.
Posiblemente, Chapman consideró que su ídolo debía morir por haberse entregado al precipicio de la hipocresía y la comodidad. Quizás, porque creyó que los planes del artista no eran los que él proyectaba, sino que la vida y el mismo mundo habían manchado su pureza. "Cuando me di cuenta de que el mundo era incapaz de entender el valor de lo que John representaba, cuando me di cuenta de que lo único que quería hacer era maltratar y destruir esos valores puros, decidí quitárselos", fueron las palabras del asesino.
Eso es todo y los espero algun dia, en los campos de fresas por siempre.
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