Esta historia es como el cuento de la cigarra y la hormiga. En junio de 1998, Alicia Koplowitz vendía a su hermana Esther el 28% de FCC, la empresa que heredaron de su padre, por 821 millones de euros (136.624 millones de pesetas) y decidió dedicar ese dinero a las entonces glamourosas inversiones financieras, en pleno boom de la Bolsa. Entonces, el gotha de las finanzas españolas sentenció que la cigarra Alicia era la “lista que iba a comerse el mundo”, mientras que la hormiga Esther era la “pobrecita que se iba a manchar las manos con el ladrillo”. Alicia se iba a hacer de oro mientras que Esther iba a tener que trabajar muy duramente para sobrevivir en un sector “agotado” como el de la construcción.
Como profetas, no tenían precio. Ocho años después, la participación de Esther en FCC –actualmente del 38,4% tras la reestructuración accionarial del año pasado– tiene un valor de 2.915,71 millones de euros al cierre de ayer (485.134 millones de pesetas). Esta cifra es casi un 30% superior a la fortuna estimada de Alicia, que diversas fuentes próximas a ésta valoran en un máximo de 2.300 millones de euros (382.688 millones de pesetas).
No es que a Alicia Koplowitz le haya ido mal con sus inversiones. En 1998 se le calculaba un patrimonio de unos 1.200 millones de euros (200.000 millones de pesetas). A día de hoy, después de vivir la burbuja de la bolsa y sufrir su posterior estallido, esta cifra habría crecido en más del 90%. Fuentes familiarizadas con estos números aseguran que el patrimonio invertido en Bolsa por Alicia supone actualmente unos 2.000 millones de euros. En esa cantidad se incluyen los 659,5 millones que valía su sicav Morinvest al cierre del primer trimestre, el 9% que posee en Inmocaral, el 11% de Acerinox, el 2% del Banco Sabadell, y un vehículo similar a la sicav que tiene en Gran Bretaña.
A esto hay que añadir su patrimonio inmobiliario, mucho más difícil de estimar. Aquí se incluyen hoteles como el Ritz de Madrid, así como otros en distintas ciudades de Europa y EEUU. La mayoría de estas inversiones se han hecho junto a otros socios como Amancio Ortega, presidente de Inditex. Expertos del mercado inmobiliario estiman la parte que corresponde a Alicia Koplowitz en unos 300 millones de euros.
El 'bombazo' de Esther
Pero la verdadera sorpresa para los profetas ha sido el bombazo que iba a vivir en Bolsa FCC. En 1998, casi nadie veía venir el espectacular boom inmobiliario que iba a comenzar y que todavía dura, por mucho que se hable de agotamiento. Tampoco se preveían los ambiciosos planes de obras públicas de los Gobiernos del PP y del PSOE, regados hasta ahora con fondos comunitarios. Pero lo que desde luego nadie esperaba era que Esther fuera a ser la pionera en el proceso de internacionalización y diversificación en otros negocios del sector constructor español. Una senda que han seguido posteriormente sus rivales: la ACS de los March y Florentino Pérez, el Ferrovial de los Del Pino y la Acciona de los Entrecanales.
A todo ello hay que añadir la entrada de Acciona en el capital de FCC y la inundación de rumores de compra que vivió la compañía hace un año. Precisamente, la defensa contra Acciona y la salida del accionariado de Veolia fueron la prueba de fuego de la hormiguita, que tuvo que hacer un esfuerzo notable para buscar socios que la permitieran mantenerse al frente de su compañía: los encontró en las sociedades de inversión Ibersuizas y Cartera Deva, la familia francesa Peugeot y el grupo vinícola Faustino.
El resultado de todos estos factores ha sido una revalorización espectacular de la acción de FCC: desde los 19,3 euros a que se encontraba cuando salió Alicia del capital hasta los 70 euros de su máximo histórico del 11 de mayo, una subida del 263% en estos ocho años. Ahora, tras la corrección de la bolsa, la acción se encuentra en 58,15.
Además, otras fuentes calculan que Esther también tiene propiedades inmobiliarias que elevarían su patrimonio holgadamente por encima de los 3.000 millones de euros (500.000 millones de pesetas).
Estas 2 estan descalzas!!!!
