Estimada , a todos nos ocurre el tener que releer un poema. Es más, a veces, volviéndolo a leer, encontramos algo que se nos había pasado desapercibido.
Brines no es un poeta “fácil”, al uso, común. Brines, como él mismo dice, es un escritor que siempre está escribiendo el mismo libro: sobre la vida, sobre las despedidas, sobre el tiempo….
Para mejor comprensión de su poesía nada mejor que sus propias palabras: ”un poema puede tener tantas lecturas como lectores se acerquen a él, de tal forma que cada lector construye su poema a partir de su sensibilidad con una lectura diferente.”
También es fiel reflejo de su personalidad y para comprender mejor su poesía, lo que él manifiesta definiéndose:
“Me importa la poesía en cuanto que me importa la vida. De ahí que preste tanta relevancia a mi individualidad, ya que desde ella la vida es experimentada. Soy, por todo ello, un poeta de la intimidad; se trata de iluminar lo oscuro, pues me interesa mi yo secreto de hombre, pero no porque sea nada excepcional sino porque es el mío, y es el que mejor se me puede revelar. La poesía que más me interesa es la que me habla de la vida, la que me habla de este entrañable y extraño mundo. Las meras construcciones formales, o las experimentaciones lingüísticas, aun aceptando su mérito y sus posibles resultados inequívocos de belleza e inteligencia, me suelen dejar más complacido que conmovido. Si esto exclusivamente fuese la poesía, estoy seguro de que sería un lector intermitente y distante; y, desde luego, no intentaría ser poeta.
Mi poesía es mediterránea, porque yo soy muy dependiente de la naturaleza. Mi entorno es el de la luz, el cielo, el mar, el aire y los árboles cultivados. Amo todo eso.
Mi poesía está asociada a la vida para gozar, pero desde la elegía. Esa belleza se perderá tarde o temprano. La vida vale la pena porque es muy bella. Es un don.
La poesía no tiene público, tiene lectores.”
