A trozos.
El mayor no tenía el tamaño de una nuez, templanza.
Le seguía uno, no mucho más pequeño, con formas angulosas y tortuosas, cordura.
Los que quedaban en el suelo,
como miles de partículas de polvo diminuto,
dibujaban una forma extraña.
Bien podían ser miles de estrellas formando una galaxia,
un universo lejano o el fondo de un abismo.
Mi mirada observaba los restos del desastre
entre la lluvia incesante de gotas que modificaban las multiples formas de los trocitos esparcidos.
Formas irregulares e ilógicas para el cariño, ternura, confianza, sinceridad,
entrega, pasión...
Cuando cayó, nuestras manos parecían unidas.
Mantenían unidas los pedazos como un todo, como un uno.
Y ahora de ahí el suelo, intento recoger los añicos.
Uno a uno, trozo a trozo,partícula a partícula de ese polvo,
e intento unirlos sin miedo, con confianza, con amor.
El viento del sur es fuerte y parece querer llevarse algunos trozos...
No se si este es el tipo de texto que colgais en estas páginas. Pero espero no ir desencaminada.
