
Hoy te pareces a éste pobre cigarrillo,
que a escondidas acabo de encender...,
en esta noche lluviosa de enero,
entre las olas furiosas del ayer...
y con el humo incierto, sereno...
Mi apenas vicio, sin querer...
ha derramado nicotina en mi fe,
ha descubierto sonriente, que como él;
aunque dañándome, te evaporas silente
te vas de mis labios, te dejas perder...
Igual que éste cigarrillo en mis manos,
que depende de mí para no morir,
que pide a gritos mis pulmones ya no sanos,
sé que depende de mí que puedas existir...,
en ese tiempo vacío que mi tabaco logre vivir...
Mi cigarrillo, mi tabaco... ¡que tan bien se parece a ti!
Se cuela en mi aire limpio, te cuelas en mis pensamientos...,
deja el rastro de un posible cáncer de penas,
que así como tú, se encuentra marchito en el cenicero...
la colilla del vicio, la ceniza de mi beso sincero.
Dina Bellrham
