El tipo defendió siempre con vehemencia su respeto a la legislación vigente y su entrega desinteresada al bien común. Sus intervenciones y discursos estuvieron siempre marcados por las apelaciones a la ética y su estética; por continuas confesiones de honestidad, sacrificio y trabajo en beneficio de la comunidad. No cambió ni una coma cuando empezaron a llover investigaciones, pruebas, imputaciones y condenas en primera instancia. A pesar de todo, la gente no dejó de creer en su inocencia. La duda sólo llegó con el olor. Y ya nadie le creyó cuando abrió la boca y empezaron a moverse los gusanos.
(Microcuento de esos que me gustan a mi, escrito por Hiperbreves y leido en esas interneses de Dios)
Saludos, salud y a disfrutar del 'finde'
