Carta¿?

Hace tres días que no nos vemos, tres días que no hablamos, ni nos comunicamos de ninguna forma; ni mensajes para quedar, ni llamadas para contarnos tonterías, ni siquiera por el Messenger una manida y socorrida conversación, cuando no sabes como va a reaccionar la otra persona, nada.
Pero hoy diez minutos antes de irme a trabajar, me has llamado y después de poco más de 15 segundos intercambiando prácticamente monosílabos, dices la frase esperada, más que esperada, soñada. Te quiero.
Me quede callado, el eco de tus palabras rebotaba en mi cabeza. Mi gesto cansado, que no triste se cambio a una ligera alegría coronada con una sonrisa estúpida. Incluso en el trabajo tarareaba alegres canciones que hubiera jurado no saber ni la letra ni la música, ni siquiera el ritmo de ellas. Alegre en un trabajo que no sabría decir si cada vez me gusta menos, o, cada vez odio más, pero ese día nada podría hacerme infeliz ni torcer mínimamente mi sonrisa.
Lejano quedo ya el septiembre del calor en habitaciones cerradas, el aire respirado ya ha estado en tus pulmones y tiene el sabor dulce y amargo del tabaco y del amor, el sudor rebaja la temperatura de unos cuerpos ardientes, que gozan cada segundo de la soledad perdida, y la comparten para llenarse mutuamente. Besos perdidos en otros momentos, ahora encuentran al destinatario entre la multitud. Perdidos en cabañas, con vistas al tejo más viejo de Europa, perdidos en el frio calor de un verano asturiano a dos mil metros de altitud, salvaje destino para un encuentro amoroso. La tarde sobre riscos, se tiño de dolor y gozo, lágrimas y sonrisas por igual. Ducha fría en una cabaña remodelada para la ocasión, ligera comodidad, iluminados por la chimenea hicimos otra vez el amor…
Cocinamos juntos probando lo que hacia el otro, y riñendo cada vez que una mano ajena llevaba a cabo una incursión en nuestros respectivos dominios.
Ya no te recuerdo, te vivo. Me sumerjo en tu cuerpo y me pierdo. Las cosas han cambiado, pero aun guardo muchas tonterías para dibujarte sonrisas; cuando las dudas, nos devoren las esperanzas.