hitomi_
PeterPaulistic@
   
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PeterPaulXXX.com
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« Respuesta #3 : 12 de Octubre 2008, 19:45:36 » |
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Besos de Chocolate
Aquella noche la luna brillaba con toda su intensidad, éramos solo ella y yo, lejos de todo y de todos, lejos de la insanidad de un pueblo, de la envidia de una nación, de la injusticia de una especie, de la demencia de unos tantos, del desamor y de la codicia, de la lucha y de la violencia, éramos ella y yo lejos del sufrimiento. -Dios como me encanta tocar tu cabello- Eso era lo único que aquella noche pasaba por mi mente mientras la miraba, ahí quieta, respirando como si nada pasara, tranquila, dejando ver toda su belleza, posando para mi mirada y yo, muerto por su encanto, éramos dos personas debajo de un techo, aspirando rumores para transformarlos en aquel momento mágico, mientras yo seguía acariciando su cabello y ella se hacia la dormida. Pensé abrazarla y decirle que la amaba, pero debía aprovechar aquel regalo silencioso, que a fin de cuentas nos lo contaba todo, aquella noche no había secretos, todo era perfecto, éramos solo ella y yo. Me quede dormido. Desperté aun de noche, la luna seguía ahí y ella también, ambas me miraban fijamente, era el retrato perfecto, quise decir algo, pero su belleza me interrumpía, así duramos un suspiro que duro una eternidad, que se adentraba en sus ojos y llegaba hasta lo mas profundo de su aroma, era mucho para mi, y debía decir lo que sentía, pero antes de que pudiera lograrlo, ella puso su dedo en mis labios. - shh, lo se todo pequeño – (susurro en mi oído) había tantas cosas que ella no sabia, que quise creerle, tomo mi brazo y señalo hacia un pequeño rincón del cuarto. - ahí fue la primera vez que tu mirada me contó tus sentimientos – una lagrima corrió de sus ojos, lenta y sublime recorría lo que dios llama mejillas, era solo una lagrima pero que significaba una vida entera, corría lentamente por su rostro como si no tuviera prisa, como si supiera lo que pasaba en ese momento, dirigiéndose hacia sus labios a sabiendas de lo inverosímil de su estética y justo antes de abordar su destino, en una muestra de celo y ternura, mi mano interrumpió su travesía, la detuve justo a tiempo para rozar sus labios carnosos y rosados, ella toco mi mano haciéndome saber que no quería que me fuera. - No te marches quédate con migo hasta que duerma – Fue lo mas hermoso que alguien me pudo pedir pero no pude aceptarlo, ella salio de aquel cuarto a fumarse un cigarrillo y a pensar, solo dios y ella sabrán que, la verdad es que nos mentimos de la forma mas sucia que encontramos prudente. Yo hice mi cama lejos de la suya, pero regrese a su lugar, prepare la suya como preparando su cuerpo, imagine que la arropaba, que le decía lo que sucedía y porque no podía estar con ella, imaginaba también que lo entendía y que nunca dejaría de amarme, hicimos el amor en silencio, en nuestras mentes, y puse su almohada en medio del cobertor que rozaría su cuerpo desnudo en la oscuridad, deje sus zapatillas a un lado de donde colocaría sus pies, imaginando que la besaba, todo era lleno de asueto. Me recosté un momento ahí, pensado amanecer junto a sus ojos, iluminando el mundo, volé alrededor de la luna con ella, explicándole como mi amor siempre estaría cuidándole, y mis ojos lloraron hasta doler, pero ambos sabíamos que solo así podía ser, le prometí cuidarle y darle todo, aunque solo quería que me quedase hasta que se durmiera. Como quise no haber llorado aquello, salir y prender un cigarrillo junto de ella y decirle que todo estaba bien, ver la oscuridad en la que estábamos, mi deseo era tan fuerte que di algunos pasos hacia el portal, pero no pude, le debía respeto y deseaba su felicidad, en vez de eso seguí acariciándola en mi mente, doble una punta del cobertor como lo hacia su madre de pequeña, prendí una vela a un lado de donde posaría su cabeza y me despedí de ella, deseándole la dicha y la gloria porque así lo pensé en ese momento, di la vuelta y me fui al olvido. Un sonido Ella regreso y vio aquello que aguardaba por ella, sonrió de tristeza pero le agrado el detalle, en un instante lo entendió todo, como si hubiese sucedido, soplo la vela como quien le susurra un te amo al viento y poso su cuerpo sobre la cama, su cuerpo se erizo comprobando que aquello fue real y en la profundidad de la noche cerro sus ojos, como quien se despide de la realidad. Si hubiera sabido que aquella noche seria la ultima que pasaría con ella, quizá la hubiese besado, (o quizás no) pero me gusta pensar que si.
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