Pekin, China, 23 de agosto, 20 horas, hora local... un hombre tenía unas entradas para ver la final de baloncesto de la olimpiada, España-USA. Cuando se sienta, otro hombre se le acerca y le pregunta si está ocupado asiento junto a él.
- No - le contesta - está desocupado.
- Es increíble que no haya venido su dueño - dice el hombre - ¿Quién en su sano juicio tiene un asiento como éste para la final de BALONCESTO, el mayor acontecimiento de la olimpiada, y no lo usa?
Le responde el primero:
- Bueno, en realidad el asiento es mío. Lo compré hace 2 años. Se supone que mi esposa me iba a acompañar, pero falleció. Éstos son los primeros juegos olímpicos en el que no vamos a estar juntos desde que nos casamos en 1982.
- Oh... Qué pena me da oír eso. Es terrible, ¿pero no pudo encontrar a alguien más, no sé... un amigo o pariente o incluso un vecino para que usara el asiento?
El hombre niega con la cabeza.
- Pues no... ¡¡¡Todos están en el entierro, juer!!!
