
En una familia de catalanes, el padre le dice al hijo:
─Oye, hijo, ve a casa de Jordi y pídele que te preste el martillo.
─Bueno, padre, enseguida voy.
Llega el muchacho a casa de Jordi y le dice:
─Jordi, mi padre dice si usted puede prestarle el martillo.
A la media hora vuelve el hijo y le dice al padre:
─Padre, Jordi no quiere prestarnos el martillo porque dice que se le gasta.
─¡Jordi de mier**a!─, exclama el padre. ─¡Ve a buscar el nuestro!