Donde callado queda el silencio

La fulgurante llama de los ojos del caballero.
Crispaban espantadas, cuando por entre los verdes juncos del pantano, él dijo ver una inquietante silueta de mujer.

_Corría... como si el aire suspendiera su cuerpo, como si de una gacela se tratase.

Sus acompañantes, mirándose unos a otros dejaron escapar una que otra risilla a escondidas.

_Pensar lo que queráis de mí.
. Masculló entre dientes el noble caballero.

_Mas yo de su esplendor caí preso de amor.

_Mas si fuese la luna... que mecida entre juncos, columpiara su estigma regalando el fulgor.

_Yo desearía... ser espejo del agua y mecer a mi antojo su solemne esplendor.

Es tarde caballero, la luna esta escondida, no es más que un capricho que nos jugó el sopor.

_Luego volveré mañana, admirar ese ángel, que entre los matorrales me robo el corazón.

Y pasaron las horas,...

Y creó el Sol omnipotente del cielo su reinado.

Y llegó..... el anaranjado vestigio del Sol adormecido, a dejar en un bostezo un adiós reprimido, resignado a su paso las estrellas provocaban un mágico palio.

Por fin se hizo la noche con ella la esperanza, de ver tan bella dama junto al lago errar.

Fastuosa la dulzura, que volvió a distinguir en la aspereza.

Ahora claramente su blancura exaltaba como flor de jazmín, y entre los matorrales su larga cabellera como brazos furtivos le apremiaban a ungir al caballero absorto que boquiabierto observaba.

_!Ven a mí¡.
_Mi noble caballero, ampara con un beso, la nostalgia nebulosa de vagar en las sombras, de este bosque sombrío.
Extendió primorosa, cual alas que tripulan sus manos níveas y frías sin sentir.
Mélica y sonora sonó su voz de mirlo.
Repitiendo de nuevo.
Ven... ¡ven hacía mi¡.

Hechizado el hidalgo, camino sin premura.

Alargando los remos se dejo seducir.

Y dejo que sus manos como hiedra enredara su cuerpo varonil, y cual niño perdido se meció entre las aguas, de aquel pantano infecto que trago sin remedio al caballero enamorado de la Náyade del lago.

Las aguas ondeaban un profundo suspiro al ahogar en sus entrañas otro nuevo festín.