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Autor Tema: Sexo Tántrico  (Leído 1218 veces)
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La pesadilla de LOBA SOLITARIA


« : 30 de Octubre 2007, 23:10:46 »

El sexo tantrico es una de las cosas mas inteligentes que se hayan podido crear en la humanidad para la satisfaccion y disfrute del sexo por el sexo mismo y para el disfrute de los cuerpos en beneracion del otro y el de uno mismo..... Yo suelo practicar las lecciones de esta escuela, aunque muy posiblemente es apenas un minimo porcentaje de sus enseñanzas las que he podido practicar, pues el sexo tantrico es sin duda..... Un arte de la sexualidad y es muyyyyyyyy complejo!!!




Sexo Tántrico



Plus!: Tú, como maestra de amor sensual ante tu amor "para siempre", o ante cada pareja con la que elijas estar: suena bien, suena sugestivo para ti, suena a una nueva posibilidad que abrirá en mucho tu mundo sexual femenino, otorgándole más calidad, más placeres, más sensibilidad y, ante todo, más opciones para sentir placer a partir de tu intimidad con la persona que elijas.


Lo que has de reconocer para ir integrando el sexo sensual en ti y en tu vida es que, a un hombre, o a la persona con la que quieres vivir horas realmente placenteras, si no sabe nada sobre cómo ser sensual, no le puedes pedir que aprenda a serlo en un día.

Pasar de una sexualidad instintiva y mecánica a una sexualidad sabia e imaginativa no es algo que una persona inexperta en el tema pueda asumir así porque sí.
Por lo tanto, como te decíamos antes, habrás de comenzar introduciendo en tu pareja la idea de que al menos una vez a la semana os propondréis vivir la sexualidad sensual que aquí estamos desarrollando: es lo que has de solicitarle a tu novio, tu amor o tu amante de temporada (un amor de verano, por ejemplo).

Porque antes de llegar a que vuestras relaciones sexuales se enriquezcan a partir de cuanto la sensualidad aporta, habrás de ir introduciéndolo a él en las que son las mejores prácticas séxicas en la intimidad. Las vamos a ir exponiendo aquí de un modo ameno y útil para ti.

Por ahora, la única que puede enseñar a un hombre a ser sensual eres tú como en realidad sólo una madre sabe salvar del miedo a la vida a sus hijos pequeños.
Hay que hablar del tema para que la sensualidad arraigue en la persona a la que quieres enseñar.
Te lo adelantábamos antes. Hay que hablar de la sensualidad con tal de suscitar en esa persona curiosidad y deseos de probar el sexo sensual. Pero ¿hasta dónde llega el tema de la sensualidad?, podrías estar preguntándote. Éste llega incluso a integrar en tus relaciones íntimas lo que es llevar a la práctica las fantasías eróticas de ambos; por lo menos, las que ambos podáis o queráis asumir.

Pero has de reconocer claramente que tú cultivas fantasías eróticas en las cuales das especial importancia a las imágenes sensuales, a las caricias más tiernas, a los besos más dulces y profundos y a las palabras y acercamientos íntimos más sutiles, mientras que ellos por su parte sólo parecen pensar en nalgas bien prietas, senos amplios o generosos, y hasta pubis frondosos o muy recortados de modo que les sobreexciten más.
Tú fantaseas sin apenas saberlo con hacer el amor sensualmente, y eso te excita, y ellos fantasean con realizar penetraciones rápidas y lo más morbosas posible con una o hasta más parejas a la vez. A veces, también tú misma tienes fantasías eróticas en las que te ves penetrada por varios penes, o en las que, quizás, hasta introduzcas a otro hombre o, acaso, hasta otra mujer. Es normal. Pero tus fantasías siempre tienen un grado de sensualidad mucho mayor que las del hombre.

El hecho es que llegado el momento de su actual sexualidad contigo él tenderá a practicar sexo con rapidez y poca o nula sensibilidad, y entonces más que nunca tú, quizás, te quedes pensando y sintiendo que podría realizarse el coito de la misma manera, pero con palabras, modales y acercamientos más sensibles, bellos y excitantes para ti; incluso, llevando a la práctica las fantasías sexuales de ambos, lo cual siempre revivifica toda relación sexual, como también veremos. Todo eso te sucede porque tú deseas amar y ser amada sensualmente.

En realidad, lo femenino es lo que hace avanzar el mundo hacia toda modernidad y esto incluso desde antes de la liberación de la mujer en el pasado siglo XX. Hoy eso sucede más rápido que nunca. Pero, sobre todo el hombre, todavía se mueve y se motiva por su instinto sexual. Vosotras también, por supuesto, pero con mucha mayor conciencia que ellos en torno a lo que es o debería ser el amor.

Esta sabiduría innata sobre lo que es y significa amar es la que debe ser el motor de tu silenciosa enseñanza de la sensualidad a todo hombre que pase por tu vida. Cada vez que un varón se sensualiza el mundo mejora un poco más. Ir apartando la rápida e insensible sexualidad instintiva, para ir sustituyéndola por una bella y enriquecedora sexualidad sensual, no sólo tiene el efecto de aumentar el placer sexual en ambos miembros de la pareja, sino que es un acto de amor al mundo, de amor a la vida.

Es fácil imaginar que un mundo sensual será un día un mundo renovado y más feliz que éste en el que venimos a nacer misteriosamente. Como profesora del arte de amar que te dispones a ser, has de integrar en ti la siguiente idea básica, la cual te ayudará a comprender porqué el sexo sensual llevado a la práctica posee incluso el poder latente de mejorar la vida en las sociedades donde vivimos: y es que no hace mucho en relación a la edad del mundo –miles de millones de años-, fuimos animales irracionales. Nuestros antepasados remotos lo fueron. Y hace tan sólo cien mil años no éramos más que asustados trogloditas nómadas en un planeta inhóspito repleto de criaturas que nos querían devorar. Casi todos los adelantos e inventos no han hecho sino aumentar nuestra inteligencia y alejarnos de aquel ayer terrible. El secreto para mejorar se halla en la evolución de las cosas y de las ideas.


Mucho, les costó a la mujer y al hombre realizar el coito mirándose de frente y sabiendo que esa unión podía llegar a ser un acto de amor aplicado. Y es el caso que aún hoy no sabemos amar, sentir amor, inundarnos de placer y amor reunidos al realizar el acto sexual. Ésta es la idea principal que tú, como maestra de sensualidad, has de aplicar en tus relaciones. Se ha avanzado mucho, pero todavía no lo suficiente... ¿Lo entiendes bien, querida lectora? Piensa en ello.

Te darás cuenta entonces de que, estupendamente, la evolución de la mujer es en algún grado superior a la del hombre. ¿Por qué? Simplemente, porque tú sabes amar y, nosotros, los hombres, aún no del todo... Es así de sencillo. Esta toma de realidad por tu parte, este hacerte consciente de que todo tema concerniente a la evolución humana es fundamental con tal de ir comprendiendo más y más la vida en este mundo, es lo que justifica que defendamos el amor sensual como detonante de una mejoría considerable del actual estado de las cosas. En pocas palabras: en realidad, el amor sensual enseña a hacer sexo con amor, y este sentimiento es el único que enaltece velozmente al hombre y lo sitúa de frente y positivamente ante el misterio de la vida.
Es primordial para enseñarle a él a sensualizar su forma de desearte sexualmente, conocerlo bien en sus verdaderas intenciones para contigo más allá o más acá de su grado de amor por ti.

El instinto sexual del hombre es muy poderoso, y aunque el de la mujer también lo es, existe la diferencia de que ellos esperan satisfacerlo de un modo rápido mientras que a ti te gustaría hacerlo de una manera mucho más serena y, siempre, especial.
El amor sensual, la sensualidad a la hora del sexo, no desgasta en absoluto a la pareja que lo aplica. Sin embargo, el amor instintivo sí. Amarse sensualmente implica que hay, si no un amor profundo en el seno de la pareja que se quiere así, sí un amor cuanto menos especial hacia el hecho de ser, de vivir, de estar en la vida. Y no un amor posesivo, orgulloso, provocativo o, acaso, soberbio, sino un amor desinteresado y sencillo, además de igualmente excitante.
Cada caricia que seamos capaces de ofrecernos significa que damos un paso adelante hacia un ennoblecimiento de nosotros mismos.

El amor sensual propicia que el ser humano se dé cada vez más cuenta de lo realmente importante que es llegar a estar en esta vida desnudos al lado de alguien. A menudo, banalizamos las cosas y por eso llega a hacerse el amor como si el sexo fuera un acto cotidiano más, como el comer o el dormir.

La sensualidad, al precisar de movimientos lentos y controlados así como de tiempo por delante para hacer bien el amor, le hará comprobar enseguida a él que, como persona, como ser humano, tú eres única. Y entonces cuestiones como tu físico o tu mayor o menor belleza personal dejarán de tener importancia.

Lo realmente vital es que al querer dar placer, ofrecer placer a la pareja, estamos logrando ser mejores que nunca. Llega a excitar tan sólo el ver que la pareja siente placer, en vez de cuando sólo excitaba el hecho de sentirse poseedores del cuerpo de la amante o del amante.
El sexo sensual enseña a amar, en definitiva. Muestra el camino para que el amor y el placer se fundan entre sí, de modo que en ese contexto surge dentro del ser humano lo mejor de sí mismo.

Así hacer de él tu mejor amante

Tú conoces a un hombre que te gusta mucho, pero resulta que te das cuenta pronto de que el no sabe nada de sensualidad. Y a ti te gustaría practicar este amor sensual que te apetece integrar en tu vida. Por lo tanto, habla con él enseguida antes de seguir adelante. Esto es fundamental. Dile que existe el sexo con sensualidad. En realidad, él no lo sabe: ése es el problema real. En ningún sitio enseñan, cuando eres joven, a ser una persona que conozca o domine la sensualidad. Estaría bien que esta forma más sutil de amarse sexualmente fuera enseñada en los centros escolares desde que se es adolescente. El hombre aprende su sexualidad casi a solas, sin que le hablen de las posibilidades que el sexo encierra en sí mismo y que pueden aplicarse con éxito a la hora de amar. Tú, que sí estás siendo conocedora del arte de amar que es la sensualidad, sabes ahora que hablarle es lo fundamental.

Habla con él sobre sensualidad: verás que el tema le interesa sobremanera, ya que la sensualidad aumenta todo placer juntos. Dile que los dos obtendréis mucho mas placer que nunca si él decide hacer el amor con sensualidad de por medio. Infórmale antes de hacer el amor de las acciones que pueden llevarse a cabo en el sexo sensual (vas a conocerlas en esta obra). Si se lo dices tras hacer el amor con él, porque a ti te sea más fácil hablarle entonces de sexo, aclárale que no vas a ser necesario que renunciéis a hacerlo como ahora lo estáis haciendo. Pero que podríais, juntos, amaros sensualmente aunque fuera de vez en cuando. Primero, dile, haréis el amor "cada vez más sensualmente". ¿Cómo es cada vez más sensualmente? Como paso previo al amor sensual, le estarás proponiendo que primero os ejercitéis en saber miraros desnudos y en saber acariciaros todo el cuerpo de forma placentera. Bañaos y lavaos juntos en una bañera, si tienes bañera, ya que empiezan a ser un lujo en muchas partes por el poco espacio que hay en las ciudades y, otras veces, por estar en pisos donde sólo hay duchas. Duchaos juntos en ese caso.


Lavaos despacio antes de hacer el amor: los pies, vuestros sexos, tus pechos, su tórax, su trasero, el tuyo, tu cabello, el suyo, su espalda, la tuya... La higiene es fundamental en el arte del amor sensual.
Al efectuar ese acto de limpieza juntos, os estaréis relajando. Y esto es crucial a la hora de hacer el amor sensualmente. La relajación conlleva una respiración serena, y la serenidad aporta una excitación mutua que no impide observar cuanto acontece durante la sexualidad. Luego, limpios, acostaos.

Y acariciaos entonces. ¿Que tiene eyaculación precoz tu amor de turno?: que eyacule fuera de ti; entonces, una vez haya eyaculado, tratarás su sexo como si estuviera erecto, pero despacio.
Quizás no conoces todavía el placer que él sentirá desde su glande si se lo lames en estado de no-erección tras haber eyaculado. Y hasta terminará por excitarse de nuevo, aunque, esta vez, sin semen que lanzar hacia fuera.
Para el amor sensual en el que os estaréis ejercitando, no es lo importante que él esté erecto. Pero sí es crucial que él esté contigo acariciándote, tanto como tú a él.

Acariciaos, para iros iniciando en el amor sensual . Acariciaos y hablad de amor, de sexo sobre todo; contaos estando desnudos vuestras fantasías eróticas: es muy excitante. Si él quiere ya más que todo eso, dile que habrá otros días para ese "más", pero que, hoy, es amor sensual lo que estáis haciendo: amor para acariciar, para hablar, para sentir juntos.

Pídele ahora que te acaricie suavemente el clítoris, que te haga sentir un orgasmo a través de ese punto. Enséñale tú cómo. Es importante que le enseñes tú a acariciarte bien y con mucha suavidad al mismo tiempo. Que él se vuelve a poner nervioso y quiere penetración y movimientos rápidos de su trasero sobre ti, de su sexo o su pene ya metido en ti, dile que no, que no, que no... que, hoy, suavemente... Dile que quieres sentir placer tú, y que luego ya le harás sentir placer a él con tu boca o como él quiera.

Te estarás convirtiendo así en una iniciadora al amor tranquilo más placentero; aunque, de momento, sólo en estado de estar enseñándole a él a ser sensual. Si es la primera vez que estáis juntos desnudos y has hablado previamente con él de tu deseo no sólo de sexo sino también de sensualidad con él, "oblígale" con buenas maneras a que te acaricie y a que reprima de momento su deseo de rápida penetración en tu vagina. Tú empezarás a enseñar así a todas tus parejas. Llegarás a ser toda una maestra iniciadora al más moderno sexo sensual. En resumen, para ir introduciendo desde hoy a tu amor en el arte de amar tranquilamente y con mucho placer de por medio, has de seguir estos pasos: Habla con el sobre sensualidad; qué es, qué pretendes con la misma, de qué va. Dile que haréis el amor cada vez más sensualmente, porque así sentiréis mucho mas placer. Da importancia a los masajes mutuos, permaneciendo desnudos ambos. Proponle juegos presexuales, precoitales: sí, daos un baño o una ducha juntos, acariciaos, reíd, tened sentido del humor...

Vivid el sexo con alegría y, a la vez, con concentración porque vais a vivir una sexualidad nueva e importante, una sexualidad basada en la sensibilidad. Enséñale a acariciarte; dile cuáles son los puntos más sensibles de tu cuerpo; pregúntale a él por los suyos. Hablad de sexo tras desnudaros para hacer el amor.

Qué él aprenda a dar, a darte cuanto tú quieras en el sexo, en la sexualidad que vais a llevar a cabo. La realidad es que la sensualidad en el amor llega, finalmente, cuando él logra estarse quieto, no tener necesidad de mover sus caderas, su pelvis, una vez su pene ya dentro de ti. Será en ese momento cuando la que se moverá durante el coito serás tú, en todas las posturas sexuales que queráis probar. Y, dada ya la penetración, él tiene que mantenerse erecto, pero quieto, como si su cuerpo estuviera dormido y como si su mente estuviera fijada todo el tiempo en darte placer a ti, como tú desees, como a ti se te vaya ocurriendo.

Que la mujer use el cuerpo y el pene del hombre como ella quiera, hasta que ella se sacie y, ya excitada y colmada, sea penetrada lentamente. Que el objetivo primordial sea que ella obtenga su placer, sus orgasmos, antes que él. Un hombre, para esto, ha de aprender a eyacular cuando quiera, si no posee ya esto como don natural. Eso se aprende respirando profunda y lentamente para alargar con esa respiración honda la excitación que en él se produce sólo por ver a una mujer desnudarse o ya desnuda.

Esto también les pasa a las mujeres abiertas al sexo: también a ellas les excita ver a un hombre que les gusta desnudándose o ya desnudo a su lado; pero tu excitación es antes que nada más mental que la de los hombres, que es más física e incontrolable.

Habla con él para decirle que, antes de su orgasmo, tú quieres vivir tus propios orgasmos.
Si antes habéis creado un ambiente sensual a vuestro alrededor, con una buena cena a la luz de unas velas blancas, por ejemplo, o con incienso y una luz a medias, o con una conversación sexual profunda que os haya ido situando en la atmósfera apropiada, mucho mejor.
La mujer tiene que desear en el hombre la parte sensible o espiritual que todo ser posee en su interior.

Tiene que desear fundirse con lo mejor del hombre con el que está. Por eso también es una buena idea hablar con él de sus proyectos, antes de la sexualidad, en una de esas conversaciones tan agradables que se pueden llegar a dar en toda pareja que sepa conversar y se respete.
Luego, puedes darle un masaje con la ayuda de una crema hidratante o de algún aceite adecuado para la ocasión. Una mujer que da masajes a un hombre, o a su pareja en un momento dado, lo estará enamorando como ninguna otra. Y al revés igual: un hombre que da masajes profundos a su compañera se estará ganando su amor de verdad, el que da libertad y nunca la quita, el que da placer profundo. Hacer el amor no es solo realizar la penetración; es todo preámbulo también y todo momento postcoital (todo momento vivido tras el coito).

Todo eso, junto a la penetración, es hacer el amor, no hacer sólo sexo. Hay un momento para excitarse de todos los modos posibles (preámbulos), otro momento para la penetración lenta y duradera (pueden aumentarse los movimientos en la vagina en instantes dados para que el deseo de ambos aumente), y finalmente otro momento para tratar con arte de amar el postcoito, ideal para charlar, para reflexionar juntos en voz alta.

Detener en seco toda excitación máxima y contemplar ambos hondamente la situación sexual es de unos efectos internos sobresalientes. Si la erección se le disminuye durante este tipo de conversaciones o prácticas, no importa. Ya se volverá a excitar después, cuando tú actúes sobre su pene, sobre todo acariciándole sus piernas a la vez, además de las ingles, el trasero, y la nuca para que la sangre fluya bien a la cabeza.

Si en principio sólo se quiere estar con esa persona una noche, como es lo moderno muchas veces, se le dirá claramente y con sensibilidad antes de llevar a cabo la intimidad. No hay que crear expectativas en nadie que no vayan a poder ser. Son excitantes las relaciones basadas en una sola vez porque dos personas se hayan sentido fuertemente empujadas a conocerse por el deseo que en los dos despierta el encuentro ocurrido entre ambos.
La mejor postura sexual para llevar tú la iniciativa sexual es la que sitúa a la mujer sentada arriba y en el interior del pene del hombre.

Desde esa posición será posible controlar la eyaculación de él, logrando que llegue cuando la mujer desee, y será posible además realizar una práctica que a los hombres les excita más que mucho: masturbarte tú ante su mirada con tus dedos, mientras se está realizando la penetración.
Hoy es muy sabido ya que el orgasmo femenino proviene de la suave estimulación del clítoris, y que la verdadera zona sensible al placer en tu vagina se halla en los primeros cinco centímetros de la misma. En general, el hombre, o es reacio a acariciar manual u oralmente el clítoris de la mujer, o lo hace pero mal, ya que suele caer en cierta rudeza de movimientos al incidir sobre un órgano que es tan sensible a todo roce, caricia o toque.
Enseñarle a acariciar muy bien tu clítoris es fundamental para ir introduciéndoos ambos en el amor sensual, en los placeres que la sensualidad propicia.
Emplea toda una sesión en enseñarle a acariciar ese punto tan sensible que se halla en la parte superior de tus labios vaginales. Utiliza también esa misma sesión de mutuo aprendizaje sexual para tomar su pene con tu mano con tal de masturbarle. Pregúntale a él cómo le gusta que manipules su sexo, qué le gusta que una mujer realice sobre su pene...

Pero habrás de aprender a hacerlo logrando detenerte antes de que él eyacule.
Así su sexo permanecerá erecto durante más tiempo, con lo que esto supone para que se mantenga su excitación sexual –después expondremos soluciones prácticas para el caso de que él sea un eyaculador precoz-. Dile que te pida que te detengas cuando su semen esté a punto de surgir de su sexo, con el consiguiente orgasmo para él.
Esta práctica de masturbar al hombre hasta que su placer esté cercano, para entonces detenerte poco a poco y, por ejemplo, besarle o acariciarle en otras zonas, hará que él vaya acumulando un gran potencial de placer, el cual estallará en cuanto tú desees produciéndole un muy reconfortante y poderoso orgasmo.

Los placeres mutuos que pueden proporcionarse con la lengua –con la tuya y/o con la suya- son los mejores con tal de acoplar la lentitud que el amor sensual solicita para ser integrado en el seno de una pareja. Su glande es particularmente sensible a las caricias dadas con tu lengua, incluso cuando él está en estado de no-erección. Si aplicas tu lengua a su glande con tiernos movimientos de la misma después de hacer el amor y una vez su sexo está fláccido, hasta conseguirás una segunda y hasta después una tercera erección en él. Lo mismo has de pedirle a él, por supuesto. Su lengua sobre tu zona sexual es siempre una poderosa arma para tu excitación. Estas prácticas pertenecen a los cruciales preámbulos de los que toda excelente relación sexual ha de disfrutar de antemano. A más sobreexcitación mutua antes de que llegue la penetración, más fuerte placer cuando lleguen los orgasmos de ambos. Y has de enseñarle, diciéndoselo si él no tiene idea sobre el tema, que toda mujer es potencial y naturalmente multiorgásmica.

¿Qué significa esto? Sencillamente, que mientras él se sentirá bastante desganado sexualmente después de eyacular, tú no. Por el contrario, después de orgasmar en una primera vez durante el acto sexual, tú sentirás pronto, probablemente, que deseas sentir otra vez un nuevo orgasmo. Tu cuerpo se enciende más sexualmente cuando sientes tu placer sexual, mientras que el suyo se apaga. Por eso es vital saber que, actuando lentamente y con sensibilidad, él puede hacerte sentir varios orgasmos antes de llegar al suyo, esto es, antes de llegar él a su eyaculación. Cuando el hombre se esfuerza sin sufrir en retener su placer o sabe esperar antes de que éste se produzca, será capaz de ir obteniendo una y otra vez sucesivos y muy reconfortantes orgasmos tuyos, como mujer, ante todo a partir de acariciar tu clítoris con su lengua o con sus dedos (aunque esto siempre con mucha dulzura, porque, si no, podría llegarse a producir dolor en la zona sexual femenina, que es muy delicada).

Cuando tu clítoris está excitado o receptivo a las mejores caricias por parte de tu pareja, que es cuando está suficientemente lubricado, éste se convierte en toda una fuente de orgasmos para ti. Recibir la penetración, una penetración lenta que vaya a más, mientras unos dedos –los tuyos mismos o los suyos- acarician suavemente tu clítoris al mismo tiempo, es sentir fluir por ti una verdadera fuente de placer, en la que una fuerte energía se desprenderá de ti a través de tu orgasmo. En el amor sensual, en lo que es la sensualidad del todo aplicada, tu capacidad multiorgásmica, tu capacidad de sentir variados orgasmos de diversas intensidades a partir de una misma sesión íntima, es vital, crucial, con tal de vivir plenamente aquello que viene a ser una buena y profunda relación sexual.

Probablemente hayas comprobado durante tus masturbaciones que, sin que apenas te esfuerces, puedes orgasmar una, dos, tres y hasta en más ocasiones, a partir de tus caricias y tus fantasías sexuales.
La mujer que explota su ser multiorgásmica embellece ante sí y ante los demás, ya que su placer le hará brillar sus pupilas y su piel. Y si logra que sus hombres o su pareja conozcan cómo elevarla a las cumbres de sus diversos placeres, esta mujer se convertirá en una reina de sí misma, siempre vital y dispuesta a luchar por su familia, sus estudios o su trabajo.

De la misma manera, ella ha de conocer que el hombre llega a sentir más placer al orgasmar cuanto más retiene su eyaculación, como decíamos anteriormente. Pero, en todo caso, no es necesario que él permanezca en estado de erección todo el tiempo para que pueda proporcionar placer sexual a su pareja. Existe un equívoco con esto. En demasiadas ocasiones hay parejas que exponen que, como él eyacula con cierta rapidez, ella ya no tiene la posibilidad de obtener placer ya que él no podrá penetrarla.

No tiene porqué ser así en absoluto. El orgasmo de la mujer proviene de su clítoris, el cual puede ser acariciado tanto por la lengua como por los dedos de su amante. E incluso toda la zona sexual femenina es proclive a ser acariciada profundamente por los labios y las yemas de los dedos de él, con lo que todo placer orgásmico es alcanzable por la mujer sin que tenga que haber erección masculina. Los eyaculadores precoces pueden ofrecer tanto placer en la intimidad con sus parejas como los propios hombres que son capaces de retener su eyaculación durante muchos minutos e incluso durante horas. Las caricias más profundas son más útiles de cara a ofrecer placer a la pareja que la penetración más honda en la vagina. Sin erección, un hombre puede llegar a ser un gran amante: esto es lo que también aplica un hombre sensual.
Díselo para que él piense en ello.

La sensualidad podría incluso conducir a la humanidad de este tiempo, precisamente a la de este momento de tantos cambios tecnológico-comunicativos, a un mundo mejor y muy bello a partir de éste en el que ya nos desenvolvemos bastante bien en las sociedades avanzadas que representamos. La sensualidad siempre mejor entendida es una fuente de nuevos placeres para toda pareja de enamorados; nuevos placeres, picantes, excitantes, erotizantes, y hasta sublimadores finalmente para quien quiera y pueda; porque no es lo mismo querer que ya poder: los grados, como las cosas, se ganan con nuestros intereses y esfuerzos a través de la vida.Enviado por Daulah

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"LOS BLANCOS HUESOS DE UN MUERTO PUEDEN SER DE CUALQUIER RAZA
 SI LA MUERTE NO DISCRIMINA, QUE LA VIDA TAMPOCO LO HAGA"

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cada día mas humana , menos perfecta y feliz


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« Respuesta #1 : 31 de Octubre 2007, 02:40:51 »

un poco largo ELan , me refiero al relato  Grin

pero tiene cosas interesantes , grax por ponerlo  ok
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Aprendi que es el amor y no el tiempo el que cierra las heridas
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