Mandrágora de papel

Desierta la plaza,
ante fugaces horas de susurros en oídos
caerá la lluvia ante soles espléndidos,
despojos mirarán al cielo esperando
turno para ir a sepulcro
mientras taciturno lavará sus manos
y limpiará su cara
buscando tejedora que al hilo de amargura
le cosa un abrigo a su piel semidesnuda en la madrugada.

Finos estambres de lino surcarán el cielo,
sin descanso, eternos,
maldiciendo el constante ir y venir del cierzo,
temerosos e impredecibles,
buscando llantos en las princesas libres;
cuatro luceros anunciarán un falso espejismo,
por deseos agónicos
al tiempo que esperanza se encerrará en un jilguero
el duro mármol se convertirá en goma
y la arcilla en hierro.

PAB

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