Como no había colgado nada por aquí desde hace tiempo, he querido regalarte hoy, precisamente hoy, estas palabras de esperanza en el amor, ese que a veces nos desespera tanto, para que no pase esta noche sin ningún regalo tu corazón que ya sabes que te apreciamos los que te leemos a menudo, aunque no nos veamos tan a menudo como sería deseable.
Desde aquí, casi desde el fondo del mundo, un montón de besos
Comienza el año y tú y yo ni nos conocemos
Comienza el año
Un nuevo enero
Doce campanadas dejaron
su eco en la noche...
cada vez me dicen menos esos sonidos
pero cada hora pasada deja su rastro
y nuestras mejillas están heladas por el frío
Cada día nuevo anuncia nuevos sones
Tus pasos y los míos nos acercan
El invierno también se acorta
Cada día que pasa ella es más pasado
ella y yo somos aún más lejanos
Su ya lejana bahía y mi orilla
no se distinguen a simple vista
El eco de las gaviotas resuena en mis oídos
el efecto dorado del sol del atardecer
reflejado en sus mejillas
a fuego se grabó en mis retinas
Sin embargo tus pasos
te acercan a mi nuevo destino
que quiere zafarse del lacerante invierno
Tu sombra ya casi acaricia
la primavera del futuro
el amor de mis sombras amanece, renace
con el aroma de tu primavera
las penumbras dolosas del pasado
no dejaremos que agobien
el aún no nuestro y sin iniciar futuro
Las huellas ajenas ignoraremos
al avanzar decididos
a nuestro desconocido encuentro
la perseverancia del corazón
abrirá fronteras desinhibidas
que saturan ya de esperanzas
nuestro porvenir libres
nadie dudará ya
que las sombras del pasado murieron
antes del nacimiento de este año
doce meses a descubrir
con tantos días para vivir
reuniendo nuestras mentes
en un abrazo figurado del futuro
DF
c/2007
