
Son muchas las mujeres que suelen relacionarse con hombres que les hacen mal y a los que, sin embargo, encuentran tremendamente atractivos. Sepan cómo salir de este círculo vicioso......
La esposa de un hombre violento puede sostener, y no falta a la verdad, que cuando conoció a su marido "él no era así". Que si desde un principio él se hubiera mostrado agresivo, ella se hubiera apartado de él inmediatamente.
Del mismo modo, el celoso que gusta de armar escándalos injustificados, en los comienzos se habrá cuidado muy bien de exteriorizar su lado alarmante. Pero como es sólo una cuestión de tiempo, las actitudes agraviantes no tardan en llegar y es entonces cuando nuestra reacción ante los hechos se vuelve decisiva.
La mujer que ante los primeros indicios de maltrato tolera, subestima, niega o justifica, está desatendiendo esas preciosas luces de alerta y está dando luz verde a la desconsideración y el ultraje permanente. Es como si estuviera construyendo, con sus propias manos, poco menos que un callejón sin salida. Porque no es lo mismo volver a la orilla cuando nos encontramos a escasos metros de la playa que intentarlo cuando estamos solas y sin bote en medio del mar. De cualquier forma, es obvio decirlo, es preferible volver tarde que no volver nunca.
Pero sólo cuando entendamos que nadie puede cambiar a nadie, dejaremos de pedirle peras al olmo y empezaremos a ahorrarnos sufrimientos perfectamente evitable.
Asesó: psicóloga Nanci Martín
