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Area Aficiones II (Cocina, Ecologia, Poesia y Posteridad) => FORO DE POESIA y LIBROS => Mensaje iniciado por: Paddy en 5 de Julio 2006, 03:39:14



Título: El collar de perlas
Publicado por: Paddy en 5 de Julio 2006, 03:39:14

   
EL COLLAR DE PERLAS

El hombre estaba tras el mostrador, mirando la calle distraidamente.

Una niñita se aproximó al negocio y apretó la naricita contra el vidrio de la vitrina. Los ojos color del cielo brillaron cuando vió un determinado objeto.

Entró al negocio y pidió ver el collar de perlas. -"Es para mi hermana. ¿Puede hacer un paquete bien bonito?" dijo ella.

El dueño del negocio miró desconfiado a la niñita y le preguntó: -"¿Cuánto dinero tienes?"

Sin dudar, sacó del bolsillo de su ropa un pañuelo todo atadito y fué deshaciendo los nudos. Las colocó sobre el mostrador y dijo feliz:

-"Esto alcanza?"

Eran apenas algunas monedas las que exhibía orgullosa. -"¿Sabe? quiero dar este regalo a mi hermana mayor. Desde que murió nuestra madre, ella cuida de nosotros y no tiene tiempo para ella. Es su cumpleaños y estoy segura que quedará feliz con el collar"

El hombre fué para la trastienda, colocó el collar en un estuche, envolvió con un vistoso papel rojo e hizo un trabajado lazo con cinta verde.

-"Tome, dijo a la joven. Llévelo con cuidado."

Ella salió feliz, corriendo y saltando calle abajo.

Aún no acababa el día, cuando una linda joven entró en el negocio. Colocó sobre el mostrador el ya conocido envoltorio deshecho e indagó:

-"Este collar fué comprado aquí? Cuánto costó?"

-" Ah!" habló el dueño del negocio. "El precio de cualquier producto de mi tienda es siempre un asunto confidencial entre el vendedor y su cliente"

La joven exclamó:

-"Pero mi hermana tenía solamente algunas monedas. El collar es verdadero,no? Ella no tendría dinero para pagarlo"

El hombre tomó el estuche, rehizo el envoltorio con extremo cariño, colocó la cinta y lo devolvió a la joven, diciéndole: -"Ella pagó el precio más alto que cualquier persona pueda pagar:

ELLA DIO TODO LO QUE TENIA".

El silencio llenó la pequeña tienda y dos lágrimas rodaron por la mejillas de la joven en cuanto sus manos tomaban el`pequeño envoltorio.

La verdadera donación es darse por entero...sin restricciones.

La gratitud de quien ama no conoce límites para los gestos de ternura.

La gratitud con amor no solo reanima a quien recibe, sino que reconforta a quien ofrece.




Gentileza, Marian Benedit